"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

13 mayo, 2015

De cafés, canciones y simbiosis

………………

Qué difícil no entrar en habitaciones con humo, donde regalan semillas que hacen crecer corazones  para quien no sabe usarlos.

Qué difícil crear coreografías con los dedos sobre una pantalla, para convencerte y que me prestes tu corazón a cambio de nada.
Me lo pones tan difícil que por mucho que lo busque no encuentro el sitio exacto para abrirme un hueco y entrar dentro de tus manos. Entrar dentro de tus manos.

Qué difícil no caer entre las líneas de tus palabras, balancearse como lo hace una nota dentro de un pentagrama.

Qué difícil soñar con un reino que sólo existe en tu mirada, donde todo se convierte en una diminuta batalla.

Y qué difícil se me hace, no llevarte la contraria.

………………..

Estoy aquí, callada, como si guardara algún secreto, con tu ausencia dibujada y el tic tac del tiempo.
Tengo miedo de que no recuerdes mi nombre, que no reconozcas mi cara, que olvides darme el abrazo que te pido cada mañana.
Aquí, intentando coser los hilos que se enredan en tu mente, torpe, perdida de ti y de mi, en laberintos de espejos que sólo se rompen.  Me tiemblan las manos al ponerte el abrigo, no salgas a la calle, hace frío, ¿y si hoy llueve y el agua se escurre contigo?
Si algún día te fueras del todo y se borrara tu sombra de la cocina, el olor a hierbabuena y a vainilla. Si el mundo se te apagara de repente, yo cerraría los ojos, como única forma de volver a verte.

………………

Pez violeta en  una tarde de domingo.
Hundir la cara en el mira fondos, esa tele de cristal que permanece siempre encendida; y yo, esperando que a las algas las devore un tiburón, o dos.
Y así, remar entre espumas con un espejo de plata que refleja un sol pequeño bajo el agua.
Y después, agarrar fuerte el motor, cruzar el océano, autopista de sal que divide el cielo a la mitad , en dos. Tú y yo rayos partiendo el viento, acuarelas en los ojos, barcos de vapor, pulpos y dioses, tesoros desnudos bajo las piedras, hogueras de récord azul, el mundo floraba en tu barco. Tu boina,  Tú y yo.
Y la casa detrás, con sus sabanas tendidas al viento, parece decirnos adiós.

……………..

Primavera rota dentro de un vaso vacío
Tu ya sabes que no encuentro la manera de atar la soledad fuera de mis ojos, de volver nuevamente al calor que da una boca. Tal vez sería mejor soñar con lo que quiero, los sueños nunca pueden romper un corazón.
De todas maneras quisiera quedarme así
De todas  las formas muy quieta, tan cerca de ti.
Afuera los murmullos acaban con la luz
Y yo no encuentro la manera de dejar que el tiempo pase, de apurar una sonrisa que se despoje de mi.
No sé cómo salir de este desierto si no hay un oasis que beber  si no existen las señales, si no hay nadie a donde ir. Yo no sé abrir esa puerta, no sé incendiarme los brazos, no sé llenarme de alguien, no sé vaciarme o quedarme sin.

……………..

A veces parece que el tiempo te come las uñas
A veces pretendo momentos que no están aquí
Si sueño contigo parece que vuelves a mi.
Si vuelvo contigo pretendo que salgas de mi.
Son esos momentos en los que todos los lugares tienen tu nombre
Son esos lugares en los que gritaba tu nombre a momentos.

Ahora creo  que estamos a dos grados bajo cero, después bajo cerco me llevas al infierno el corazón
Mientras tanto busco el ángulo concreto que me ayude a alcanzar el horizonte de tu boca.

No me digas que contigo  no pierdo el equilibrio
No me digas con quien lo persiste tú ayer
Si sabes que mañana te enredaras en mi cuerda
Si subiste a una cuerda que nunca ha tenido red
Aunque despacio te he construido una tela de araña
Aunque me arañen tus dedos y despacio me atrapes tú a mi

Tú a mi...



La paciente nº24 ©







09 septiembre, 2014

[Planes]




Foto de Hatepuzzles


Tengo un plan y es este; no llegar a conocerte.


Así que tendría que despedirme  por segunda vez de ti, un dos por cero. 


Debería ser ahora que la noche es perfecta para que parpadees cada 7 segundos, es el tiempo exacto que tardan en secarse tus ojos. No me preguntes como lo sé.  Cronométralo si quieres. Te hablaría despacio, a una palabra cada cinco décimas de segundo, La voz se iría rompiendo con la fragilidad de una tela de araña, apretaría  la mandíbula como si se pudiera atrapar todo el movimiento del universo entre los dientes. Su gravitación.  Es tan fácil así. No habría nada que sumar o que restar.

No te escucharía decir que ya no habrá más sábados si no hay dos tazas de café abandonadas en la cocina, que seguro yo olvidaría fregar la noche anterior, ni enumerarías  cada uno de mis defectos, 1,2,3..., no dirías "No encontraré a nadie como tú". Te digo que todo será más fácil así.



Sólo pronunciaría los verbos que hablaran de la distancia; segmentos numéricos; 4220Km, como si realmente fuera importante que estemos cerca o lejos, como si de verdad no existiera el transporte público, sólo el cielo, estas ganas de volar y que me crecieran las alas de tanto deseo. 


Pero no. Será sólo otro adiós; o marcar con una tiza el final de un cero.


Lo haré así; cerraré todos los círculos para que te marches. Romperás todas las geometrías cuando te hayas ido. Y después, el mundo  se quedará -matemáticamente-,  incompleto.

06 agosto, 2014

Ella no entiende las frases, y pronuncia la palabra paranoia como si supiera de todo ese vacío que hay en mis pies. No comprende el silencio, ni que le diga Hola a destiempo, después de haber hablado durante horas. Empiezan a molestarme todos sus ruidos de gata o leona, todas la cosas que no sabe; carece de esos espacios que existen entre las letras, de amar la casa cuando duerme, de mis imperfecciones y los defectos, de que si me emborracho es porque me gusta escurrirme como el agua se escurre en una cesta, que si vomito siempre son palabras encorvadas –ninguna para ella-, que un comienzo, por defecto, ya empieza a ser una pérdida, y sobre todas las cosas, carece de ti. Pero qué más dará eso, si sólo me quiere para follar, y, por qué no?

………..


Soy esa silueta sentada en la mesa grande del comedor -1.68x90-, el cuero negro de la silla sigue haciendo ese sonido al pegarse a nuestra piel como si le diéramos ventaja para  quedarse con ella cuando nos levantamos para despedirnos. Las cosas a veces quedan así; aferradas a otras que le son ajenas, por el esfuerzo o la costumbre, como las tazas sobre una mesa o las colillas mojadas en los ceniceros. Puedo ver  el desorden desde aquí, sabiendo que habrá alguien lleno de sables en la boca que llegará con su mano, de rumor a bares y bandejas cansadas, a recoger cualquier cosa.  Ay, ese pequeño abandono de las cosas, cuando el día se está cerrando con el candado del tiempo  y el mundo empieza a encenderse dentro de los sueños, mientras  las luces se apagan lentamente chocando en las ventanas. Tú te has quedado aferrado a mi por costumbre como caminar sola y descalza por la terraza a altas horas de la noche, y que  alguna cucaracha se pare sobre mi pie izquierdo, sólo para mirarme desde tan arriba y ver mi desorden.


……….


Hay una mota de polvo en el objetivo de mi cámara, hay una mota de polvo en el cristal de mis gafas, hay una mota de polvo dentro de mi ojo, hay una mota de polvo en mi hipocampo, hay una mota de polvo que alguien pretende soplarme a kilómetros de distancia.


……..


Nota al pie:

Querido pie, pareces un inútil artefacto de metal que cruje con cinco dedos. Levántame de una vez.

08 mayo, 2014

Habla, dime.



Inflamo la mirada por si pudiera verte pero no basta rajar un trozo del corazón para que entres a infectarme la sangre. Ya no quiero solamente tu mirada, no quiero el tiempo que ondea con furia reteniendo ese vacío, ya no quiero esa torpeza del aire sin palabras donde  nada sucede donde todo se calla. Te estoy diciendo tantas cosas dentro de esta absurda sordera. En medio de la quietud de todas las ignorantes avenidas que existen allá afuera. Todas las palabras -que no dices- se marcan en mi cuerpo como señales de chutes de heroína. Yonki adicta a tu silencio.  Estoy enferma, no lo ves? Te estoy enferma. Ya no. Lleno mi cuarto de ti y me hago sangre con las uñas para comprobar que aún sigo con vida. Estas dentro de mis manos, te arrugo como a un papel, le doy la forma de tu sexo y me lo llevo a la boca -hay un líquido que me está rebanando por dentro-, luego bajo con los dedos  hasta el infierno que no habitas, me quedo en ese abismo para arrancarte la cabeza, para borrar esa imagen terca y bastarda que te pertenece.Te aniquilo.  Soy cobarde como las palabras de un muerto. Quiero ya tu boca y los brazos. Quiero los días extraños entre tus piernas intoxicadas de humedad. Quiero la luz primitiva en los ojos que avisan, el asesinato de tus labios con la navaja de los míos , el grito, el miedo, la carne dilatada en agónicos roces y una sombra sobre mi cuerpo que, en algún momento, se vuelva contra mi.

24 marzo, 2014

Just In Time


“Before you came my time was running low”
Just In Time. Nina Simone.


La noche siempre ahoga las sombras, suele pasar; pero aún así estás en los sonidos que se desprenden de esa pequeña muerte cotidiana. Ya ves en lo que me fijo. No soy de esas mujeres que sólo saben reírse por todo, esas que llegas a admirar tanto, están todas ahí fuera, al alcance de tu mano, yo sólo soy una mujer vulgar que baila Just in time desnuda frente a la ventana  -en un edificio de cuatro plantas-, por si tú fueras el aire y yo pudiera respirarte con las manos, todo se solucionaría así de fácil. Hada siempre me lo dice: La vida debe ser  más sencilla que esto. Verás, aquí ya no hay botellas de vodka vacías, ni maría a 50€ la bolsa, siempre tiendo a dejar las cosas cuando las cosas ya me han abandonado, es una infatigable manía que tengo, también se han muerto tus peces tropicales, flotan boca arriba en la pecera,  con ojos de tortuga que miran al cielo blanco que es el techo;  no les di de comer,  no me di de comer en la misma medida, ellos sólo han tardado menos en sucumbir, yo no quise matarlos, el hambre fue su asesina, a mí me pasa que tengo hambre de tu boca, pero ahora eso ya da igual, me sangraría seguro si la muerdo. Me moriría de la misma manera, desangrada.  No seas tonta… Ellas siguen ahí fuera con sus vestidos cortos, los tacones largos, debe ser una contraposición de la moda o yo qué coño sé. Están todos esos  ruidos que se van mezclando entre sus piernas, desde la habitación es casi imperceptible el sonido pero es fácil distinguir cual es cada uno de ellos; los tacones tienen ese rugir animal sobre el asfalto, los ojos ciegos de los hombres en  la anatomía de una mujer es el sonido de una navaja afilada sobre la carne febril y blanda, el humo de los coches sirve de amortiguador, ¿Te has fijado? Dudo tanto que te fijes en cualquier cosa, pero no pasaba un segundo en que no me volviera a preguntarte esas tonterías una y otra vez.  Te aburría tanto. El ruido de los cubiertos del restaurante chino, por ejemplo, no los distinguías, o el del sexo húmedo de lluvia que te parecía tan estúpido compartir. Para ti todos los ruidos son iguales.  Para ti todo es lo mismo. Para ti todo da igual.

Me faltan ojos para olvidarte. Odio tu manera de amar.


Estoy con Hada bebiendo cervezas; sólo tres al día, sólo tres,  ella dice que eso relaja y te hace olvidar, yo sigo bebiendo para suponer que sí o por si acaso. Eso es todo lo que hacemos. En el fondo no necesitamos nada más. Alguna vez lloramos sin saber muy bien por qué. Alguna vez reímos por el mismo motivo. Quién sabe lo que nos está pasando. Quizás seas tú o todas las personas a la vez que hacen una multitud detestable. Tal vez se nos hayan ahogado todas las sombras esta noche. Supongo que no es más que eso. Cerramos la ventana, el mundo se queda dormido dentro de la habitación, luego nos sentamos en el suelo con la cabeza boca arriba imitando a tus peces como si ahí sentadas la vida, de repente, fuera a volver a nosotras.

04 marzo, 2014

El movimiento del silencio




Tú no quisiste esperar y yo no supe darme prisa


Ha llegado el silencio con sus manos de tenerlo y no tenerlo, ha llegado el silencio con ese movimiento que te arrebata la boca cuando quieres abrirla. Llegó para que tú desaparecieras como lo hacen las sombras en la oscuridad más absoluta. Como lo hacen las cosas que están debajo de otras cosas. Así.

Desaparece todo, se quedan vacíos todos los pasillos, ni mis tacones ni tus zapatillas, ni la chaqueta que cae al suelo ni el vestido, ni los besos en desorden sobre mi  pelo, ni las manos ordenadas sobre tu sexo,  ni los cuadros que sólo yo miraba porque encontraba algo en ellos, ni tu velocidad ante el desnudo, ni el niño con triciclo, ni los cuchillos, eso que era tan sólo tuyo  y apenas se escapa sin hacer mucho ruido, el vacío del suelo me dice que  no estás y que ya no queda nada en el pasillo. Sólo ese movimiento del silencio que camina de un lado a otro mirándome, encaramándome en el tacto de la alfombra para dibujar tus pies y que caminen de nuevo  conmigo. Te has ido.

 Te has ido. Por si algún día hubieras venido.

Cómo sería una vida en silencio, dime, puedes tú saberlo, cómo podría sostenerse el mundo con tanto silencio, a la cama sobrándole un lado, al armario quedándole un hueco como una herida gigante de bala, los zapatos abandonados a la suerte de un trastero, universo despojado y mínimo. Yo estoy aquí, llenando el tiempo de cosas, chocándome con cada uno de tus objetos que voy recogiendo como si fueran trozos de una taza que mi mano tiró al suelo. No me atrevo a pegarlos, no sé cómo hacerlo. No sé si quiero hacerlo.

Ya no se oye nada en el pasillo, tubería seca por donde ya no pasa agua, agrietándose de imágenes que no existen, que no están, que pasean sobre mis ojos como hologramas difusos, como mi cuerpo invisible que lo único que espera es follar contigo en ese pasillo, aunque ahora sea tarde, aunque todas sus paredes se encuentren desvestidas y ya  los cuadros que miraba, definitivamente,  se hayan caído.


17 febrero, 2014

Cinesia



"El hombre es un ser multisensorial. Algunas veces se expresa con palabras". Birdwhistell



Los movimientos son los marcadores genéticos de la cinesia, o eso dice alguien. Existen marcadores para el “yo”, para el “tú” y para el “nosotros”, incluso para el “aquí y ahora”. Viven todos esos gestos en el cuerpo, como un collar extraño, adornado con pequeñas emociones que van cambiando de un lugar a otro. Aquí en las manos, en las piernas, en la boca, hay un diminuto libro donde se puede leer de todo. Sin embargo alrededor  hay ojos que no saben que lo son. Ahí los gestos del pasado están perdidos en el laberinto que supone el futuro. Y todo quedaría así; mis ojos no supieron leer sobre tus labios, lo que ven en presente es el  pasado, perdieron cualquier correlatividad y la posibilidad de volver a ser observados. Los movimientos son el lenguaje de las emociones. Todo queda expuesto como en un delicado escaparate que alguien se para a mirar. Pero los avisos son invisibles -no me avisaste de los avisos y ahora te llevas todos los gestos que no supe leer-.  Yo como siempre vuelvo a ese movimiento del “nosotros”, sigue rodando como un árbol cortado, que llega  a chocar con un montón de troncos donde tu “nosotros” quiere volver a estar en multitud, mientras mi “nosotros” no es más que un "tú y yo" de un simple gesto. Sería para la cinesia algo así como bajar la ceja izquierda, cerrar los ojos y otra vez, muy poco a poco, empezar de nuevo  a morir.



Para empezar a vivir es necesario morir mil veces?


11 septiembre, 2011

_______S


“My touch lies where you turn/Your look is in my eyes/Turning to clasp your arms/You hold my touch in you” Harold Pinter



No fue suficiente hacer el koala en tu espalda para comprender las curvas; el frío creciendo en las rodillas, la lluvia golpeándonos el cuerpo, derritiéndose en el cristal pequeño del casco. Y yo moviéndome, agarrándome, sintiendo la velocidad de las cosas, que se mueven a años luz, de lado a lado sobre la oscuridad del mundo que cortábamos con el cuerpo, como flechas hirientes partiendo el mundo, como proyectiles cuyo trayecto es el mundo, y el mundo; a veces sin coordenadas girándose hacia mi oído. Tan lento. A., estábamos partiendo el mundo como a veces girar una mano puede partir un corazón. Todas las luces paralelas, todas las farolas inclinadas como árboles retorcidos por el viento, el ladrido de los perros alejándose, las paredes de las casas huyendo unas de otras, las personas caminando hacia atrás, las palabras que se escapan de la boca, la muerte como una prosa hambrienta esperando. Parar, y empezar de nuevo a buscar tu olor azul para evidenciar la existencia de mis manos en tu bolsillo delantero, parar y ser consciente de la quietud del mundo, que es un hombre cepillándose los dientes delante del espejo, la enfermedad de una niña, la salud de un perro callejero, el silencio de los dedos que no se atreven a agarran mucho más allá del vientre. A., no fueron suficientes los brazos para comprender las curvas, porque tú sigues ahí, con tu quietud de nube, mientras yo no puedo dejar de pensar ni un segundo en todo este movimiento.

21 agosto, 2011

And just like that


No se me olvida. Aunque tampoco es reconocer la textura del asfalto, ni volver a arañarse la yema de los dedos allí. Es más como un acorde de Abel Korzeniowski y no llevar nada en los bolsillos, ni una sola palabra que podamos recordar, ningún tipo de apetito a cualquier cosa muerta. Que ya ni el sueño venga, nos lleve a cualquier parte, cerca de algo -nada concreto-, tal vez cerca de todo aquello que no haremos jamás, lo que se queda absurdamente sobre las teclas de un teléfono, en las ruedas de los coches, en una caja de zapatos, en cualquier parte. Lejos. Nada nos intoxica, ni nos altera, creo que se parece mucho a la vejez, esa sensación de descuidarnos tanto de las cosas, que al final las cosas se van alejando de nosotros y todo es sentarse en el quicio de una puerta. Esperar, como una hoja que cae –definitivamente cae- al suelo. Y espera, no se sabe qué.

ººº

Has vuelto a fumar, justo cuando yo quiero llenarte la boca de humo. Creo que te lo dije ayer: Yo quiero llenarte la boca de humo. El humo es impronunciable, como esa canción es impronunciable al apagarse todas las luces, subir las sábanas hasta la frente, llorar debajo sin que sea suficiente, nada nunca es suficiente debajo de las sábanas, ¿no crees? Son costumbres de una casa: Las puertas cerradas, las ventanas abiertas. No tener nada en la nevera, ni estás tú que te hubiera cortado a pedazos con las tijeras, como acostumbran las buenas peluqueras, que hacen caso omiso a la frase “Córtame sólo las puntas del pelo”. Meterte en el congelador, luego descongelarte trozo a trozo en el microondas. Cosas cotidianas como esas. Buscarte dentro de la casa, en la calle es inútil compararte con la gente –lamento todos esos poemas y canciones que siempre dicen “Te busco entre la gente”-, es más fácil que estés en el silencio de las cosas, me basta con escuchar, atentamente, el ruido de la noche; esa pequeña orquesta que se forma, cuando tiemblan todas las sombras .

ººº

Todo termina así; tan calladamente. Las miradas que no existen, los pañuelos diciendo adiós sobre las narices. Ni fue verdad ni fue mentira, sólo un truco de magia en el que creímos. A la chica le cortaron la cabeza y fue verdad, pero sigue viva. Hay un cuerpo decapitado que camina y regresa a ti como un perro que no se olvida del camino. Pero no hay nada ya, no hay casa ya a la que volver, sólo un hueco donde ha sido demolida. Un abismo de escombro y ruina que el perro olisquea y gime, y mira de un lado a otro buscando una respuesta, porque todas las respuestas están a un lado u otro de los hombros, ¿te has dado cuenta? Pero el cuerpo no tiene cabeza que girar, la cabeza no tiene hombros para preguntar, ni el perro lo es, porque no sabe cómo alimentarse en la calle y siempre regresa a casa buscando, sobre el cuenco, el truco de magia.



30 julio, 2011

En mayúsculas



aunque las minúsculas


No era el comienzo, eso no era.

Ni el camino, ni un vaso,

ni el agua dentro del maletero,

ni el sol de julio desde la cornisa

cuando se desmaya.

Eso no era.

Fueron gritos en el aserradero.

Fueron insectos tullidos en el desierto.

No era eso.

Desde dentro a fuera vinieron a roer

una manzana

por donde se siente. Las ventanas

los teatros de Cartagena, y los ojos

dormidos de la piel a cinco minutos

de los escenarios

del cuerpo.

Porque nunca hubo un comienzo.

Ni un abrir antiquísimo, como dije.

En las altas puertas de los sueños,

separarse en cante.

Separarse en pestañas y monte

de Venus;

eso es lo que era.

A catedrales vacías, outlets,

botellas de cerveza, gente tuerta

paseando sobre las aceras:

tardes sin la forma de una nube.

Seis de la tarde en senda de oveja,

Seis de la tarde y sobredosis

en cansancio

en las piernas

Frecuentando edificios como llagas

infinitas al borde del polen.

Seis de la tarde contra los cristales

y tobillos leprosos

en punto,

en la 407, verde, recia y dactilar.


[Con J.J. García Rodríguez, mua poeta]




Lapido & Amaral .- Doble salto mortal