En este accidente de habituales reflejos, el espejo me devuelve no eres (no eres agua, no eres herida, no eres relámpago, no eres luz, no eres bombilla). Me arrastro, entonces, a la fascinación de la propia imagen, me recojo en trocitos de detalles, me boceto torpemente, línea por línea, ángulo por ángulo, con una mano que es, al fin, comunicativa. Me gesto, me perfilo y mis rasgos, que se rigen por la preponderancia de pinceladas pasadas, se suicidan lentamente, imitándome, Me miro (no eres agua, no eres herida, no eres relámpago, no eres luz, no eres bombilla). Mi rostro, justamente entre dos rostros. Una crisálida en el espejo, no es menos razonable que mis ojos, ni menos silencioso su destello. Lo que temo ver es lo que no conozco, la esbeltez de una larva tras su última metamorfosis, lo que muta no es cíclico porque hay algo adentro que se suprime. Un carnaval inmenso o la oclusión de una vida (no eres agua, no eres herida, no eres relámpago, no eres luz, no eres bombilla). A veces seré lo vulgar o la metafísica de una pupa, armonizada transparentemente, pero no cierta como la piel que se desgarra. No es posible mi rostro. Ya no comprendo esta civilización de huesos y contornos que me mira, que me crea identidad y me saquea de abismos, me concretan, me forman, me repiten (no eres agua, no eres herida, no eres relámpago, no eres luz, no eres bombilla). Todavía creo encontrar algo de esa emoción tranquila y esquelética que existe en una radiografía. Hay algo claramente roto, una lesión antigua. Espejo y crisálida. Luego el mecanismo de transformarse, que se aburre intentado transmutar lo físico y no piensa, en absoluto, en lo intransigente del olvido. Mirarme. Retenerme, y saber deliberadamente, que el sentido a la vida se lo da la propia muerte. No eres.
"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."
09 enero, 2009
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7 comentarios:
Al cabo, al final del reflejo... ¿sabes lo que eres? ¿Espiga o vela?
Recuerdo, entonces, tu terapia de choque, la pérdida es la medida del amor.
¿No es un espejo (de cristal, no de modelo) siete años de mala suerte por un segundo de lucidez en la imagen devuelta?
Sigue escribiendo, que al fondo de tu crisálida asome mariposa y no polilla.
Adivino Paciente, adivino tus preguntas, tus dudas. Me encanta cuando escribes así, te lo he dicho, con tu máquina antigua, tecla por tecla.
Tu imagen, la que ves, que ha cambiado con los años y no es la misma pero es más bella, llena de experiencias, llena de invenciones de sueños, de esperanzas. Nada está roto, sólo es un fantasma que se cuela para hacerte fallecer. Pero estamos aquí, para sacrte de las dudas, para hacerte ver esa luz que tapa un tul gris. Y asómate, sí, asómate desde la orilla, no serás lo que escuchas, pero sí eres arcoiris, el que es blanco cuando dudas pero es de colores cuando se te ve.
Bonito juego de imágenes.
Esto de ver, desde fuera y desde dentro, a la chica maquillándose es, casi casi, voyeurismo del bueno, por cierto. Precioso ritual. Precioso verlo/ leerlo.
A mí de un tiempo a esta parte me ha dado por pensar que somos y
no somos simultáneamente. Así a la vez. Aunque desde entonces me maquillo y me desmaquillo de un tirón: tedioso ritual...
Y tú sí. Tú sí que eres, escritora de pasillos, y de puertas silenciosas que se abren y se cierran. ¡Nunca dejes de serlo!
porque toda negación reafirma los pedacitos.
el reflejo, el bosquejo, la nervadura.
asoman hilvanes y trozos de carne.
nos encerramos en los puntos cardinales de las aberturas
y destrabamos las compuertas,
tan fértiles
como las sustancias elementales.
Querida Paciente nº 24:
Que un espejo refleje las profundidades del alma es consecuencia únicamente de la mirada.
Feliz año.
Espejos, mutaciones, determinismos, lo cóncavo, lo convexo. Lo cierto es que, a pesar de mis retoques y tuneos varios de perfumería Corteinglesa, me sigues pareciendo interesante y eso que no te veo.
Intuyo, eso si.
He vuelto y te he encontrado. Gracias
Argonauta:
Bellísima, profunda y certera frase. Gracias.
Un saludo loco que llegue hasta tu mar.
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