"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

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30 julio, 2011

En mayúsculas



aunque las minúsculas


No era el comienzo, eso no era.

Ni el camino, ni un vaso,

ni el agua dentro del maletero,

ni el sol de julio desde la cornisa

cuando se desmaya.

Eso no era.

Fueron gritos en el aserradero.

Fueron insectos tullidos en el desierto.

No era eso.

Desde dentro a fuera vinieron a roer

una manzana

por donde se siente. Las ventanas

los teatros de Cartagena, y los ojos

dormidos de la piel a cinco minutos

de los escenarios

del cuerpo.

Porque nunca hubo un comienzo.

Ni un abrir antiquísimo, como dije.

En las altas puertas de los sueños,

separarse en cante.

Separarse en pestañas y monte

de Venus;

eso es lo que era.

A catedrales vacías, outlets,

botellas de cerveza, gente tuerta

paseando sobre las aceras:

tardes sin la forma de una nube.

Seis de la tarde en senda de oveja,

Seis de la tarde y sobredosis

en cansancio

en las piernas

Frecuentando edificios como llagas

infinitas al borde del polen.

Seis de la tarde contra los cristales

y tobillos leprosos

en punto,

en la 407, verde, recia y dactilar.


[Con J.J. García Rodríguez, mua poeta]




Lapido & Amaral .- Doble salto mortal

29 mayo, 2011

garabatos

Nada me dice un pájaro del cielo, -sentada en el banco del parque-, nada el cielo del aire, nada el aire del tiempo, nada el tiempo de la distancia, nada la distancia del sol, nada el sol del calor, nada, nada, nada. Pareciera que todo se ha quedado mudo, ciego, sordo, nadie dice nada, nada, nada. Nadie dice nada. Y todo se asemeja al eco que deja en los oídos la potencia de los altavoces después de un concierto de heavy metal. Hay una niña en el parque que se queda callada y dibuja un corazón en el tobogán mientras los niños le pegan un chicle en el pelo o miran debajo de su falda o juegan a besarla. La niña no sabe lo que es el amor y sube al tobogán por la rampa y no por la escalera, sabe la función de una escalera, sabe que los demás suben la escalera, peldaño a peldaño y llegan arriba y se lanzan y ponen sus pies firmes en la tierra al bajar, pero ella sube por la rampa, como los amantes huyen por las ventanas, los presos por las alcantarillas de la cárcel, los ladrones por los tejados, el hambre por la cuchara, dejando un extraño silencio semejante a la nada dentro de la habitación, de la celda, de la azoteas, de las entrañas, entonces te das cuenta que siempre –hagas lo que hagas- llegas irremediablemente al mismo lugar, como si de verdad no te hubieras movido, como si no hubieras hecho nada, ni siquiera lo contrario, pero el silencio, o las tardes que no tienen sonido pronuncian a veces la palabra ruido aunque no hay nada dentro del ruido porque ese ruido no es un ruido de cacharros de música o de desorden, es el ruido dentro de la nada, ese silencio, como la niña que pinta un corazón en silencio sin saber nada del amor, mientras los niños le levantan la falda y ella sostiene las piedras dentro del puño cerrado, piedras que no lanza porque no existen, ni saben de cristales rotos, ni cabezas heridas, ni de niños estúpidos que quieren verle las bragas y el corazón que pinta respira sobre el tobogán, respira el tobogán sobre el papel y el papel bajo unos dedos que son un garabato pintados por otra mano, que es otro garabato que soy yo como la nada o el silencio o el amor, o la distancia.

08 noviembre, 2008

Hay nada



Pasillo vacío,
En el fondo, enlutados ladrillos
Su sonido encajonado y ambiguo
Pasea sordo.
Callejón ciego,
Como el mundo dispuesto
En corredores de ceros.

Hay nada

La noche se hospeda,
Retiene silencios.
Con extensiones de negro
Que se dilatan
en eclipses tildados
La muerte habita
En grietas y agujeros.

Hay nada

La soledad deambula
Transitando pasados
Ateridos espectros
De la quietud del viento
Algo acecha a ras de suelo
El polvo, una huella
Vigilantes nocturnos
De algún tipo de miedo

Hay nada
Dentro
Hay nada

El tiempo gime
Con una mordaza
Entre los dientes
La luz se desflora
Entre las sombras
Y una araña rueda
Cruzando las puertas
De cometa en cometa.

Hay nada
Hay nada
Dentro
Dentro
Hay nada
Hay nada

[Así quedó nuestra casa; cerrada, imaginada, hipotética, abandonada. Así quedó, sí amor, nuestra casa.]