Fui cargando mi boca con tu nombre para no disparar el suyo, para evitar quemarme al pronunciarlo, para no volver a sentir en mi garganta el sabor agrio de la pólvora. Pregunto por ti y no pasa nada. Grito tu nombre y estoy a salvo.
Ya sé que no tiene sentido, no hace falta que lo digas, un nombre no puede vencer a un ejercito armado de besos, palabras y caricias. El mismo que sitio mi cuerpo rodeándolo de inexpugnables cadenas, clavando en mi vértice el alma como única bandera; y la soledad como contienda. Pronuncio tu nombre con miedo a desgastarlo y romper la fortaleza. Intuyo que las cadenas las destruirá el agua, el sol y el óxido del tiempo. O tal vez, llegue una titánica mano, que con el simple roce de un dedo, las deshaga en arena…
Ya sé que no tiene sentido, no hace falta que lo digas, un nombre no puede vencer a un ejercito armado de besos, palabras y caricias. El mismo que sitio mi cuerpo rodeándolo de inexpugnables cadenas, clavando en mi vértice el alma como única bandera; y la soledad como contienda. Pronuncio tu nombre con miedo a desgastarlo y romper la fortaleza. Intuyo que las cadenas las destruirá el agua, el sol y el óxido del tiempo. O tal vez, llegue una titánica mano, que con el simple roce de un dedo, las deshaga en arena…
1 comentario:
Dulce esperanza. Y muy fuerte tu sentimiento.
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