El mundo gira. Y eso es todo. Se podría decir que el mundo tiene un motor oculto que lo mantiene en movimiento permanentemente. Al final el tiempo es una secuencia donde siempre sucede algo aunque ese algo sea la muerte. Lo ves, en cada luz que se enciende y apaga tras una ventana, en los peatones que se cruzan con la cabeza agachada, casi te rozan, está en esa diminuta turbulencia que dejan al pasar. Ahí, en un coche de música alta y luces azules donde antes habían perros con cabezas dislocadas dóciles al ajetreo. Incrustado, en los dedos sucios de un vagabundo que sostiene un letrero que ya nadie lee. Se mece, en los columpios de todos los parques rotos de tanta inocencia, en los gritos infantiles que suben y bajan del tobogán rosa-azul-morado o negro. Allí, en la puerta entreabierta que alguien ha olvidado cerrar por las prisas del trabajo, en el retozo del perro que ha esperado a su dueña encima de una alfombra que dicta un aforismo “Bienvenido seas”, como si las personas nos quedáramos sólo en el felpudo del universo. Sobre la mesa, cuando el camarero te sirve el café con su cotidiana sonrisa y te acerca el periódico acostumbrado porque con ese gesto proclama “Sé de ti”. Apretado, en el saludo de un extraño que te coge la mano y te deja su olor impregnado, esa sensación de profanar una caricia que querrías haber dado antes a otra mano. Agitado, en las pestañas que te miran y luego se cierran para no volver a verlas. Saltando, entre el asfalto y la suela del zapato, que paso a paso te llevan al teatro. Al otro lado, entre bambalinas, envuelto en un tutú tardo-romántico que gira y gira como una diadema de oro tras un ángel desahuciado. Debajo de la cama, en la estantería del suelo, donde se coloca el libro que has leído hasta llegado el sueño. Apagado, en la bombilla ahorcada de electricidad a través de un interruptor que no deja pasar la corriente sino el silencio. En la oscuridad, cuando la mirada anochece bajo los párpados y ya no te queda nada más por ver, pero sigue caminando de un lado a otro como un transeúnte en una calle pasadas las tres y cuarto. En ti, en la oscilación de tus ojos al leerme, así; tan despacio, hasta la última y absurda palabra que escribo. Aquí, cuando subrayo en Les Cahiers de Emil Cioran “Creerse en trance de inspiración, casi al borde del delirio, cuando en realidad no se trata más que de una fatiga cercana a la fiebre.” Y saber entonces, que mis dedos –y tal vez mis labios-, a pesar de todo, siguen teniendo algún tipo de movimiento.
"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."
29 julio, 2009
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12 comentarios:
...y sentir que uno -a pesar de todo- ha aprendido a diluirse entre las penumbras como una sombra más, una de tantas, como un bautismo sin pila, sin origen, sin alguien sediento de un espasmo, de un escondrijo para el día que acecha,sin saber -siquiera- si los campos verdes han ardido entre esta canícula extrema y tan precisa.
Precisar el adiós, hacer de él un himno, como el que escucha un prisionero de guerra cada holocausto. Sí, sí; porque un holocausto cabe en un día de ausencia: basta una navaja de afeitar oxidada y un silencio que te diga que se ha perdido un abrazo. Sí, sí, ése preciso que debía pararte la mano con el grito de un ángel.
Y cómo pesa ese ángel afónico... como un rumor de desesperanza en el infierno.
Retazos y parches;remendar los planes que por alguna razón cambiaron.
Escapamos cuando cerramos los ojos.
Pero el insomnio de hace nuestro carcelero.
PS
Estoy en busca del combustible para echar andar el motor de mi mundo.
El mundo gira y giramos, y giran nuestras manos y su maravilla, el movimiento de los dedos sobre las teclas, sobre la propia piel, sobre la otra, sobre el poyo de la cocina, sobre los labios. El movimiento del mundo concentrado, diluido, desleído bajo unos dedos a punto de agrietarse siempre, de sangrar al cortarse con las páginas de un libro o con el cristal de otro espejo roto.
El mundo gira y giramos, como borrachos disconformes, una noche tras otra, a punto de volver al mismo bar a pedirle a ese camarero que gire contigo de una puñetera vez.
Nos movemos, pese a que muchas veces nos empeñamos en quedarnos anclados al pasado...
yo no sé, mira, es terrible cómo llueve, llueve todo el tiempo
a qué viene esta cita, no lo sé, menos lo sé
pero hay otra cita, una que tiene que ver con el llegar a tiempo
yo llego a tiempo a leerte
he tenido días malos y un poco desesperado he buscado motores que me extrapolen, que me den de comer algo distinto a las malas emociones de los días recientes, esos mares de oscuridad que por momentos, paciente, por momentos
hace unos días pasé contigo y no había nada, hoy lo vuelvo a hacer y ahí están nuevamente
tus letras
ya
y mis ojos atentos
una especie de suspiro
una mueca apenas ligera e imperceptible de sonrisa
los ánimos de mejoría
mejor dicho, las ganas de estar mejor
he estado pensando en ti y en tus textos y de pronto vuelves
qué bien se siente leerte cuando vuelves
me agarro de ahí para volver yo
volver a la armonía
y ver pasar el tiempo, como quien ve caer gotas de lluvia
http://www.youtube.com/watch?v=R52iNrFKUSw
El mundo gira porque no dejamos de tratarlo a patadas. Va rodando como una bola de papel de aluminio de bocadillo sin brillo sacudido por fuertes golpes de frustraciones, de hastío, de sufrimiento. A veces llega hasta nosotros y sentimos la tentación de arrastrarla un rato a punterazos, cuando vamos de camino hacia ningún sitio. Antes de volver a casa, una noche, se la pasamos a otro... ¡Y esa bola es el mundo!
Buscón Juan RAE...................
Insomniadora, Insoñadora, Insomnolienta, Insoñolienta, uff...
-No, no. Esto no me vale..........
¡Insomnílocua!
-Me gusta esta palabra. Que no sirve para nada.
-24, eres una insomnílocua.
Tu-tú escribes mu-muy bien.
Ta-también mi boca ti-tiene algún ti-i-po de m-movimiento.
Co-omo mis ojos.
Un a-abrazo.
¿Insomnílocua o insomnígrafa?
Basta. Me estoy rallando...
Dicen los budistas que lo único que no cambia en nuestras vidas es el cambio. El movimiento. Menos mal que existe.... A veces es una bendición. A veces una tortura. Pero vamos. Hacia dónde? Eso no todos lo saben. Yo voy a tu encuentro, querida paciente. Tarde o temprano. Y, mientras tanto, te mando un abrazo fuerte.
Qué lindo! me gustó mucho tu blog.
Tenés una hermosa manera de poner en palabras lo que sentís.
Es asombrosos como en unas pocas líneas has descrito tanto.
Tus textos son densos y me refiero en el buen sentido.
El tiempo, el movimiento, el periódico, el mundo, la vida son descritas con el movimiento lento silencioso de tus dedos y y tus labios.
Me ha gustado mucho.
Un saludo desde mi calle
Querida Paciente, no estoy perdido ni desaparecido, simplemente un tanto ido (y liado).
Y sabes, prefiero estar entre la cordura y la locura para dibujar un poco mi manera de pensar en un papel, con fiebre, no sano. Pues es así, en ese trance de delirio que bien captas, cuando salen las notas que más cuerdas creen leer los que nos leen, y es siendo parte del motor del mundo que distribuimos nuestro sentimiento como caramelos, cuando no lo son, pues es limón puro.
Un beso querida amiga, regreso pronto, iré a recoger lo que olvidé traerte, esos abrazos locos que siempre tú me dejas.
carajo
qué bien me caes
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