"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

13 enero, 2011

Donde




A pesar de los ojos, estás donde las cosas se despiertan cada día; en la promiscuidad del reloj o en la boca grande de un túnel. Cuando pasa un tren con su melena corta. Frenando. Y los raíles se cruzan unos con otros sin llegar a ninguna parte. Donde hay mujeres con trajes de flores, como primaveras atrapadas al borde de los pespuntes. Solas. Con la mirada enterrada en los cristales. La costumbre de maletas abandonadas en el andén bajo los abrazos de los amantes. El humo que desciende con su caligrafía miope, derrotado, en un suspiro de vagones. De vez en cuando los pañuelos buscan una mano. Tristes, blancos. No distingo los carteles de salida de los de llegada, estas en ese punto que es tierra de nadie. De vez en cuando la sensación de haberme ido de algún sitio sin haber estado. Pero tú sigues ahí, donde los destinos son animales hambrientos, entre bosques eléctricos y periódicos que envuelven pescados. En los agujeros de los tickets usados que duermen en el suelo. De vez en cuando el deseo se sube al tren para tocar el botón de alguna parada, al azar. Incluso las máquinas se detienen en los momentos más inesperados. Probablemente tú no me busques al otro lado de nada. Inútilmente corro detrás de tus imágenes, las cabezas de la gente se despiden en el aire hablando de siempre a la velocidad de jamás, se van muriendo remotas como el ruido de antes. Es tarde. Ya los bancos de la estación sólo esperan a que se siente la noche. Es en vano este espacio, aunque sigo necesitándote aquí, donde todo se marcha hacia otra parte.


[Sé de esa chica que me lee desde la peluquería -mientras trabaja- y se pregunta por qué tengo tan mala suerte]




Riverside - Agnes Obel

24 comentarios:

Anónimo dijo...

No tienes mala suerte,es lo mismo que pensamos todos,cada dia,cada momento,escapando para no pensarlo,porque cuando lo pensamos,estamos muertos.

Anónimo dijo...

Me gusta que me leas porque bien tu sabes que podrías ser escritora,pero también sabes que eso no serviría para nada,no te libraria de lo que sientes.Lo haces porque te gusta,porque lo haces muy bien,pero eso no te salva,no nos salva;ni a ti,ni a mi,ni a los miles de individuos que intentan plasmarse de alguna forma.

Anónimo dijo...

-sólo que tú lo haces bien- tienes cualidad para ello,para definir los estados anímicos através de palabras;también las cosas,e incluso la materia que se mueve sin saber muy bien como explicarla.Tu sabes hacerlo.

Anónimo dijo...

aburres....te repites más que el ajo, colega...puff

CHAPEAU dijo...

Podría decirse que he pasado (y lo seguiré haciendo) la mitad de mi vida sentado en los bancos de una estación de tren en Barcelona. Soy incapaz de sacar el libro de mi mochila y leer en paz; siempre aprovecho para pensar, observar, escuchar... me quedaría ahí toda la vida.

No me gusta abusar de los elogios, porque creo que en tu caso son innecesarios. Pero "m'has deixat de pedra".

Anónimo dijo...

Y a mí la tuya.

Un beso.

La paciente nº 24 dijo...

Anónimo/a:

Pues deja de leer, colega...puff

[Me encanta el ajo, repetirme y aburrirte sobre todo aburrirte, porque ya me has tenido que leer...]

Camy dijo...

Verdaderamente genial. No tardes tanto en la próxima entrada.
Realmente eres agua en una cesta ( además de Umbral), riegas las letras y crece poesía.
¿DÓNDE está la desgracia? ¿Tú tienes mala suerte? ja,¡que lo crean los demás!

J. G. dijo...

genial de verdad, y la foto acompaña mucho

Lucía dijo...

Has creado un texto muy bonito de un ambiente donde otros sólo ven barullo, gente, ruido, estrés e impaciencia.
Me ha hecho gracia esa frase encerrada entre corchetes.

Besos

Paula Malugani dijo...

Tus estaciones, bella paciente, tus estaciones y sus bancos, son lugares para quedarse a vivir.
Me gusta MUCHO tu letra.
Gracias por cumplir y siempre quedarte al pie.
Besos y besos y gracias por poblarme el alma con tu voz.

Miguel Baquero dijo...

Escribes con unas metáforas nuevas y distintas, cargadas de fuerza... Es un soplo de aire leerte, aunque se trata de un ambiente congestionado

J. J. García Rodríguez dijo...

Enhorabuena. Reposado. Suave. Sin el apremio de lo novedoso.

Soberbio plato. Como para seguir en ello a la hora de la cena. ¿Te importa si me llevo lo que sobra en la mesa en un tupper? Me ha encantado.

Tu saludo, 24.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Mañanita soledad de domigo, y yo pasenadpo por entre tus cosillas. Genial siempre.

Saludos y un abrazo.

1600 Producciones dijo...

ALto vuelo literario + sensibilidad musical + los que buscan... Dónde? En el Pasillo de la Octava.

Saludo y beso.

Luna Roi dijo...

Me gustan las peluqueras... Lo demás es confusión y una vorágine que no se detiene nunca. Destinos que siempre son regresos, pasiones que devienen en cotidianeidad. Castings permanentes...

Anónimo dijo...

pues a mi me LOMA!
y el ajo me encanta!


la peluquera.

La paciente nº 24 dijo...

J.J.

Self service.


La Peluquera:

Jaja, a qué sí que loma?

Josep Julián dijo...

Me ha encantado. Está muy bien escrito y pienso volver a por más.
Un saludo.

Céfiro dijo...

Los bancos de la estación son tan poéticos... y las peluqueras también. Me ha gustado el texto.

Layla dijo...

me ha encantado..voy a seguir leyendo tus entradas antiguas..

J. G. dijo...

yo una vez fui jurado de algo, y sigue comiendo más de uno...suerte y no defraudes.

Alamut dijo...

El viaje, como una promesa, la estación, como el hito esperado, el comienzo que es final. Y tú y yo, perdidos entre fotograma y fotograma del paisaje.
Besos

PSYCOMORO dijo...

Tus palabras me dejan atónito, Paciente. Bancos sobre los que se sienta la noche, metal y máquinas crecidas en el bosque. Podría leerte mil veces, y mil veces lo disfrutaría. Gracias por publicar.