"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

14 diciembre, 2008

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Luz corta, corta, corta, luz larga, larga, larga, luz corta, corta, corta. Desde la ventana mi linterna te llama. La intensidad y la duración de una conducta se transforman en síntoma de un trastorno psicológico. Luz corta, corta, corta, luz larga, larga, larga, luz corta, corta, corta. Así se desgasta el dolor; a luces. Luego la esperanza, un intermitente sufrimiento, una hemorragia de paz suicida que arde y nos vuelve atrás, al comienzo de un cordón que estrangula y ahoga. La luz es precisa como un lenguaje de niebla, como los grados de la fiebre que a veces busco, o la arboleda de incertidumbre que siempre entorpece el camino. Luz corta, corta, corta, luz larga, larga, larga, luz corta, corta, corta. No hay que buscar definiciones ni esos aspectos aparentes con los que se alimentan las líneas de los estructurados e impuestos esquemas con que nos condicionan, sólo hay que dejarse llevar por la corriente de las cosas, la corriente de las cosas (quizá, Artaud, quizás tengan razón y me esté volviendo loca). Luz corta, corta, corta, luz larga, larga, larga, luz corta, corta, corta. Hay un naufrago en alguna parte, ahora, escribiendo señales de piedra en la arena, ráfagas de fuego en el aire, agotando linternas, balizas. Y eso ¿no es igualmente inútil que hacerlo en medio de cualquier calle? Pero a mí me llaman loca y a él superviviente. Así que escondo la linterna debajo de la manga como un caballero de armadura oxidada esconde su cara. Lo raro se esconde debajo de una manga o de una almohada. Lo raro está siempre debajo de algo. Es fácil aprender eso, de niña leí a ese caballero.

- Te veo mucho mejor…
- Sí, sí…

Luz corta, corta, corta, luz larga, larga, larga, luz corta, corta, corta, debajo de la manga. Todos ellos/ellas que siempre buscan algún tipo de respuestas, la racionalización de cada cosa, no pueden llegar a entender que tengo la costumbre de llevar una linterna, ni que te llame cada día en morse con ella, ni que mi vida dependa de una pila. Pero la linterna está siempre en mi mano, llamándote y esclerotizándome. Luz corta, corta, corta, luz larga, larga, larga, luz corta, corta, corta. Con luz difuminada, con diodos incoherentes, con llamadas sin respuesta, así ilumina mi linterna, y presiento que la esperanza es un estado provisional, como lo es la vida y los sueños, como lo fuiste tú. O este atrapado dolor que aspira a futuro y que es la consecuencia de lo que hablo; la verdad de una linterna. Luz corta, corta, corta, luz larga, larga, larga, luz corta, corta, corta. La lucidez de la locura, nadie habla de eso. Hay una extravagante sensatez en la locura que se han encargado de clasificar en cifras, que no aporta nada a la redondez del mundo –a su cuadrado círculo-, una extraña criatura que huele a verdad y asusta. Porque siempre aterroriza la conciencia de lo no conciente. Luz corta, corta, corta, luz larga, larga, larga, luz corta, corta, corta. Y llorar cuando se acaba una pila o un beso. Dicen que no es normal. Pues lloro pilas como lloro besos y hago señales que no atraviesan ningún muro, ningún ojo, a ningún nada. Y me basta, por no tenerte a ti, con abrazar esta linterna. Quizás yo misma sea una linterna que alguien enciende y apaga.

- La linterna sólo sirve para iluminar objetivos cercanos – me dijo alguien.

Tiro la linterna, el síntoma y algo de mí. Mañana, tal vez, me compre un faro o un bosque para incendiarlo.


[No vuelvas sólo para decirme que hay luz al final del túnel, yo simplemente quiero saber qué hay detrás de la luz, entonces, quizás…Y no me repitas que tengo una obsesión enfermiza con las luces, lo sé, ya lo sé…]

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Disculpa, pero yo te veo más de farera en el Cabo de Gata que de pirómana.

Además ese personaje tan corto de vista que aparece siempre en tus relatos -¿poemas?- no tiene nada de fotovoltaico.

Quizá un día acabes arrojando tu linterna desde algun extremo de esa lengua de tierra hacia el Mediterráneo. Y tu teléfono móvil, igual.

Carz dijo...

Repetían: “salvad nuestras almas”. Pero los fotones de sus linternas eran incapaces de atravesar el banco de niebla. Y habían dejado en tierra las de ilusiones y por ello perecerían en el naufragio, pero eso, ahora, carece de importancia.

Repites: “salva mi alma, no me dejes entre tinieblas porque vivo de luz.”

LABELIA dijo...

Ya ves, he venido a por el café y me he encontrado un café con una espuma riquísima, debe ser porque de naúfrago a naúfrago hasta el café sabe mejor. Y si, hay algo de supervicencia, la que nos da la búsqueda; pero no nos oyen, y seguimos dándonos contra elpuñetero muro, y no ven las balizas, no las pueden ver, es algo que se tiene o no se tiene. Hay una extravagante sensatez en la locura, cierto, no he visto gente más sensata "Los otros" no ven, y yo, una inadaptada, naúfrago por tus letras y apenas puedo comentar algo que entiendo tan bien.
Me gustó, y el café también.

Feroz dijo...

Léase esta entrada mirando a través de la ventana al jardín mientras llueve. (fuera y dentro)

bettyylavida dijo...

Emocionante el relato, tiene algo de trepidante, de vivo.
Con esto de la locura hay mil historias, sí, alguna gente la ve exótica, valiente gilipollez, y otra, la que más, algo a evitar,algo a fingir, a callar y a olvidar.
Yo vivo muy bien mi locura pero antes tuve que mandar a algunos a dar un buen paseíto y no creermelo tantísimo...ánimo.

La paciente nº 24 dijo...

bettyylavida:

Para mí lo exótico es la cordura (creo), por eso que tiene de extranjera o peregrina, porque para mí que viene de otro planeta y con peores filos.
“Vivir bien la locura” es algo maravilloso eso que dices. Yo siempre me creo la locura, sobre todo cuando me susurra al oído que soy otra.
Me gusta eso de que mi relato tenga algo de trepidante y vivo, será tu mirada, imagino.

Me has dejado rumiando y mandando a muchos a dar paseos de esos, de los que hablas.

Gracias por los ánimos. Encantada de que hayas venido.

Anónimo dijo...

Merry Christmas super Osos, animooo que ya queda poco, pronto seremos libres!!!, este año del buey es nuestro!!, confio plenamente en ti y con los chupitos que nos estamos pegando ya ni te cuento, muchiiiisima suerte, la mereces muxo muxo, bueno otro abrazo virtual enorme y mis mejores deseos pa ti!!

"MUCHA SUERTE AMIGA"

P.D/ he estao apunto de ensartarte aki al niño con ataque de epilepsia repentino pero me he contenio =).

Fdo: La Hadita corta de vista de los Bosques.

Walter Portilla dijo...

Excelente final, incendiar los bosques para hacerte ver desde el infinito, para llegar a opacar hasta al ocaso y que dure sin final. Tu esperanza de llegar y llegar y no poder entender cómo no te entienden (redundancia a propósito).
Te abrazo fuerte Paciente y te dejo un saludo navideño en mi blog, te espero.