[En respuesta]
No me duele un agujero en el estómago, ni perder un brazo, quizás un pequeño escozor si me mutilan la mano izquierda; ese útero de donde vengo y en cuya pensión me acogerá la muerte, esa muy cotidiana, con su lenguaje de gatos; negros. Cuando mi brazo escribe sabe que está doliendo. No me duele el intestino, ni los golpes que me doy en las rodillas cuando la bicicleta no sucumbe a mis deseos, ni siquiera la punta de unos zapatos nuevos, ni los cortes pentagonales de los espejos rotos dentro de los ojos. Me duele la ciudad, los coches, las gotas de lluvia sobre mi chaqueta de cuadros, el crucigrama sintético de las calles, el indescifrable jeroglífico de la lluvia, la velocidad de las nubes paseando, la música en la radio, el ruido de los bares. Me duelen los timbres sonando, el humo pesado del tabaco, lo que funciona en los coches cuando no son trastos, la travesía del rayo que pasa de largo, las ventanas que se cierran sin pecado, la simplicidad que, pese a todo, consumo y los paraguas abiertos en abril. Eso. Y algo más que no digo.
Así es o no es la herida. No sé si me explico.
14 comentarios:
si hay No llores 24 y hay Herida 24...
¿hay más por descubrir?
En verdad es menos dañino ese dolor que desgarra y lacera el ser fisico tan evidente tan obvio, que ese otro inubicable y profundo...
parece un dolor externo, ajeno a nuestro cuerpo pero que, como ósmosis, entra en nosotros. duele porque, por ser externo, no se puede resolver. y a mi que me decían que cuidara mi pequeña burbuja d protección.
...
Y también duele cuando te explicas y te entienden y cuando no te comprenden y luego, luego está ese más que no dices, o no digo, pero está...
Con o sin respuesta siempre es la herida.
un beso
Venía a agradecerte tu visita. Pero me quedé en tus letras. Qué no dolor tan descriptivo.
"Cuando mi brazo escribe sabe que está doliendo". Ufff... genial.
Un abrazo.
…(2)
1-creo que ahora entiendo mejor lo que te duele. Me refiero que lo entiendo mejor que con la imagen de la entrada anterior.
Sigue guardándote en una bolsita algún secreto, así está mejor. Créeme.
Besos
La cuestión sobre la herida siempre es tortuosa, siempre. Tan cruel e hiriente como la vida o el amor. No la verán llegar... Se acerca, con la finura de los pinceles sin pintura del propio del arqueólogo; eso es lo que acaricia. Pero escuece... Pelo largo, ligas, sangre preciosa. Pesa o no pesa. Cuando nada más era un diablillo con dos corazones: pueden oírla luego, doble pálpito de interrogantes, en casa, la habitación contigua ovillada en aquella imposible discusión de a uno.
Y los timbres en el aire todo el tiempo, dando un algo parecido a un tácito aviso de llegada, de final... Si es que alguien, claro, no quisiera abrir la puerta, con anterioridad, para recibir el envío de su mensaje.
Saludos.
Hasta pronto.
La herida es tan simple como el llanto, que nadie acaba de entender, pero que supura una necesidad que nadie completa.
Un 12, 24, u otra medida, o el rescoldo oscuro de una mano izquierda que da vueltas pero que no escribe lo que quiere, tan sólo se dispersa.
Hay girasoles en tu nombre, aunque habites en la niebla.
La herida es tan simple como el llanto, que nadie acaba de entender, pero que supura una necesidad que nadie completa.
Un 12, 24, u otra medida, o el rescoldo oscuro de una mano izquierda que da vueltas pero que no escribe lo que quiere, tan sólo se dispersa.
Hay girasoles en tu nombre, aunque habites en la niebla.
El dolor de vivir...
Cariños
cuando el dolor viene de aquello y no solo de dentro, es cuando no te puedes mover, cuando el alma te exige quedarte mudo y no puedes percibir mas que la agonía externa.
La interna la sufres como siempre, a la misma hora de siempre.. sin ninguna sorpresa.
Me encanto encontrarte por aqui, me quede leyendote por un largo tiempo. y me encantará seguirte leyendo...
abrazos...
Te explicas perfectamente, querida paciente, sí. Eso que no dices es, tal vez, lo más doloroso y lo más claro...
yo lloví hasta hacerme río para que tu nombre corriera entre mis piedras hasta desembocarte
te echo de menos
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