Pasan sombras que se consumen en la noche como las letras se repiten en un libro. Busco en la costumbre de lo oscuro lenguajes de niebla y brumas de historia. Escribo matorrales con lo más afilado de mis dedos mientras el futuro es una enredadera de verbos. Me llama la boca a destiempo pidiendo la lentitud de un beso. La incertidumbre es una borrosidad pálida del tiempo que se emborracha, en algún bar, con la vesania de lo eterno. Me gustaría poder jugar con mi dolor, o quedarme; definitivamente, tocando en su puerta.
"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."
05 abril, 2009
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4 comentarios:
¡La Virgen! Siento algo de resaca ajena.
No sé. Las sensaciones que llegan como el recuerdo hacen que me alegre de no salir de noche últimamente... Espero que tu caso fuera diferente.
¡No sé cómo tienes valor de ponerte a escribir después de todo eso! Yo dejé de intentarlo porque se me daba fatal. Me consolaba pensando que en los malditos debía haber demasiada mitología... En fin...
Un saludo, con aspirina.
Otro más mío.
Desde aquí es primavera.
que bonita la última línea, me ha gustado este post. suerte.
Te contesté a lo de esta tarde. Allí, en el mismo sitio.
Sobre el último texto tuyo ya habrá tiempo. Lo volveré a leeré con detenimiento.
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