"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

30 julio, 2010

Enfoques

Me gusta la quietud que tienen las cosas a las dos de la madrugada. El movimiento de un aeropuerto abandonado cuando estás a punto de saltar su muro y sólo los pasos sobre las líneas amarillas pintadas en el suelo, que de hecho dibujas desde el aire como si fueras el avión que entiende bien esas señales. Me gusta ese silencio en el latido de las manos que permanece después de subir el muro y haberlo bajado. La quietud de un pequeño cristal clavado en el brazo, la quietud del muro, la quietud de las líneas, la quietud de los aviones que jamás se asustan de los extraños.

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A veces me asemejo a una bombilla. De las de las lámparas que hay en la mesilla de noche, de esas que para apagarlas quieren el gesto urgente de una tímida lectura, el susurro de las buenas noches, el beso en la frente a un niño. O simplemente, de esas que necesitan que la muerdan despacio hasta dormir.

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[Siento la debilidad. Es blanda y esponjosa como las golosinas, pero no deja de ser amarga. Aquí hay debilidad, no sé si te lo dije. Viene muy a menudo los domingos por la tarde, se instala en el vientre y en los ojos, a veces en los pies, es cuando me dan ganas de llamarte, cuando me hago heridas en los labios de tanto pellizcarlos. Tengo toda esta debilidad. Hoy tan alta. Tan impulsiva. Me dice que estoy enferma, que la casa está enferma, que si escucha de nuevo tu voz estará a punto de morir. Se lamenta y me repite que la distancia sigue siendo un hueco dentro de las manos.]

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Así que el televisor es una biografía, me recuerdas The Elephant Man. Quizás la nuestra en el sofá. Te imagino así, todavía pensando en el espacio. Llenando la calle de luz. La tienda es un dragón que escupe luz desde la lámpara pequeña, de dentro hacia fuera. Te imagino siempre cerrando la puerta de la pequeña tienda, el recorrido hasta la casa. Tus diminutos pasos sombreados en las aceras. La espalda que se aleja. Precisamente el espacio que nos separa es el espacio que nos une, todo ese contenido de materia y energía que consumimos, que nos consume. Luego imagino tocar el rojo chino de tu pared, tan Jeunet, la ventana con los bordes perforados por la humedad, se parecen a los fotogramas, mirar a través de los huecos, ver como danzan los campos y las luciérnagas -en ese espacio-, algo de música regional. Luego, ya de noche, cuando se está sola, muy sola y ni siquiera se puede imaginar las voces en el televisor que probablemente ya has desenchufado, entonces, sólo entonces, apago la luz y empiezo a soñar que amanece.

29 comentarios:

1600 Producciones dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
1600 Producciones dijo...

Todavía amaneciendo. yo en ascuas hace rayo y un texto (el tuyo) que da las razones de mi necesidad de vivr en la noche latente.
Me enfoco y desenfoco, busco mi manada y sigo... gracias como siempre.

Saludo y beso

✙Eurice✙ dijo...

En la quietud del silencio es donde se desarrolla con mejor acierto mi intelecto y creo que el de ls demás.
Saludos

Anónimo dijo...

¡I'm not an animal, I'm a human being!

Pobre hombre, triste e incomprendido por ser diferente, por pertenecer a la zona "freak" del circo. Donde la debilidad se ve reflejada desde dentro de los barrotes, observando detenidamente a la gente que viene expresamente a mirarte a los ojos y pensar: "pobrecito...no eres como yo".

La diferencia siempre reside en aquellos pequeños detalles que fuera de la literatura... pasan inadvertidos; porque, estoy convencido que cuando hoy coja el tren para ir a Barcelona, me pondré los cascos y no me atreveré a dirigirle la palabra a nadie.

pd: cuando te refieres a Gustav, hablas del hombrecito ese de dibujos animados??

Alía Mateu dijo...

Ay las madrugadas...
precioso el texto, me resulta interesante la percepción que tienes de las cosas.

bettyylavida dijo...

Enferma?

Triste, chica, simplemente estás triste. Precioso el texto, me gusta mucho.
A mí también me encanta, me encanta la quietud de la noche, del amanecer.

Muchos besos

♦PªU♦ dijo...

jmmmm ahora ni la debilidad es fiel? después de atormentarme toda la mañana, desde que abro los ojos el domingo (pensando todo el día si llamarlo) logro caer en paz y olvidarlo por ahi de la tarde, cuando se desprende de mis puños y -se instala en tu vientre en tus ojos, a veces en tus pies-

Me encantó!!

Besos

Escribir es seducir dijo...

DESPERTAR!!!!!!!!!!!! QUE TAREA DIFÍCIL ME ENCANTARON LOS TEXTOS HACE MUCHO QUE NO PASABA POR AQUÍ QUE ALEGRÍA VOLVER A HACERLO

SALUDOS

Anónimo dijo...

Sólo si supiera más de tí.
Con tus palabras.
Por los poros se me filtra el antojo de intuir la magia que encierran las palabras de quien ha vivido el amor entre mujeres.
Pero no sé de tí.
Es sólo mi antojo, que busca esa magia y en tus palabras quiero encontrarla.

sandocan en bicicleta dijo...

yo veo una paciente, jugando y hablandole a sus muñequitos de la mesita de luz hasta horas de la madrugada.

Si mi ultimo comentario en la entrada anterior fue un tanto agresivo, no fue mi intension (no del todo).
un saludo gigante desde la lejania.

Lucía dijo...

Algunas cosas tienen un contenido mágico. El aeropuerto de noche es una de ellas. (En cristales clavados prefiero no pensar).
Algunos textos escritos bajo las luces de bombillas en las mesitas de noche, también.
Que tengas una buena tarde de Domingo.

Besos :)

Rochies dijo...

NOS HACE ESPERAR CON JUSTIFICATIVO. MI FAVORITO FUE ESTE, Siento la debilidad. Es blanda y esponjosa como las golosinas, pero no deja de ser amarga. Aquí hay debilidad, no sé si te lo dije. Viene muy a menudo los domingos por la tarde, se instala en el vientre y en los ojos, a veces en los pies, es cuando me dan ganas de llamarte, cuando me hago heridas en los labios de tanto pellizcarlos. Tengo toda esta debilidad. Hoy tan alta. Tan impulsiva. Me dice que estoy enferma, que la casa está enferma, que si escucha de nuevo tu voz estará a punto de morir. Se lamenta y me repite que la distancia sigue siendo un hueco dentro de las manos.

La Esteticién Del Capitán Spock dijo...

La debilidad se ceba los domingos por la tarde. A veces también las madrugadas de insomnio. Es el resultado de elegir el archipiélago al que perteneces. Tu propia paradoja. Aquellos que nos separa es lo que nos une. Esa es la paradoja del archipiélago.
Triste pero muy bello. Gracias.

La paciente nº 24 dijo...

Anónimo/a:

De mis palabras puedes intuir, exactamente, lo que te venga en gana. De ahí la belleza. La intuición como la imaginación son tan reales como los actos.

Miguel Baquero dijo...

Imágenes novedosas, deslumbrantes como las luces de las bombillas. Un estilo eléctrico, como enchufado a un generador. Un ambiente nocturno, con rayas amarillas pintadas en el suelo.

Me ha emocionado y en algunos momentos me ha parecido sublime

Anónimo dijo...

Te ofrezco un comentario dos en uno, 24. De un tiempo a esta parte siempre que vengo al Pasillo me acuerdo de algo, me es siempre agradable recordar este pasaje de Henry Miller:


(...) “Sólo quedaba un yo, pero un yo inflado e hinchado como un horrendo sapo. Y entonces la absoluta demencia de todo aquello me abruma. Nada puede darse ni quitarse; nada se ha sumado ni restado, nada se ha aumentado ni disminuido. Nos encontramos en la misma playa ante el mismo océano todo poderoso: el océano del amor. Ahí está... in perpetuum. Tanto en un capullo roto, en el estruendo de una catarata, en la caída en picado de un ave sobre la carroña como en la atronadora artillería del profeta. Nos movemos con los ojos cerrados y los oídos tapados: derribamos muros en los que hay puertas que esperan ser abiertas al tacto; buscamos a tientas escaleras, olvidando que tenemos alas, rezamos como si Dios estuviera sordo y ciego, como si estuviese en un espacio. No es de extrañar que no reconozcamos a los ángeles que andan entre nosotros. Un día será agradable recordar estas cosas”.


Bien hecho, 24. Buen trabajo.
Un abrazo.

bixitoluminoso dijo...

Veo que tienes una extraordinaria locura. Es bueno eso, cuando se vayan tu esconde las pastillas...

Me pasare por tu planta muy a menudo...

Anónimo dijo...

Tan reales como los actos...
¿Cuáles serán los tuyos? ¿qué calles transitas, qué coordenadas te amparan? ni el perfil ni los síntomas, pasados y presentes me guían hacia tí.
Espero más palabras, como quien espera la verdad.
"Ahora, entre las mujeres de Lidia,
ella brilla sobre las estrellas que oculta
como los dorados destellos de la luna
cuando ya ha caído el día".

Francisco Cenamor dijo...

Enhorabuena por tu blog. El próximo 11 de agosto haremos un comentario del mismo en el Blog literario Asamblea de palabras.
Un saludo.

Rossina dijo...

AME TODAS ESAS QUIETUDES QUE OBSERVA DESDE LA PROPIA QUIETUD DE LAS 2AM.

Mondragón de Malatesta dijo...

Más me gusta leerte inquieto, pero eso sí, de madrugada.

Interesante relato.

Rochies dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rochies dijo...

LE DEJE CORRESPONDENCIA EN MI CASITA AMARILLA, Y NO SE PIERDA EL CHAPTER SATURNO ENTRE MOSAICOS QUE YA LO RENOVARE Y VOTE SI GUSTA POR EL TEMA PROXIMO, PACIENTITA. COMPAÑERITA DE PABELLON ;)

La paciente nº 24 dijo...

Anónimo/a:

Todo lo que lees aquí debe –digo debe como quien dice tiene- que llevarte a mí; son las calles, las esquinas, las ventanas, los paraguas, los muros, las personas que habito y que me habitan, pero ni yo sé bien cerca o lejos de qué lugares.

¿Safo?

Anónimo dijo...

...pues aquí me quedo, donde quiera que "aquí" sea. Hazme un hueco en tu paraguas, qué importa en qué lugar.
Sí, de Lesbos.
Anónima.

Rochies dijo...

PACIENTITA, y a mi me dan ganas de chorar cuando lo releo. Vaya al mosaico, no olvide dejar su fecha y espero por supuesto a su amiga. ¿Mi tiempo? en transición...

La paciente nº 24 dijo...

Anónima:

Siempre hay un hueco en mi paraguas para quien lo pida, aunque no lo use. Igual tendrías que pedir un hueco bajo la lluvia, en mi caso es mucho más funcional la lluvia.

Anónimo dijo...

Bajo la lluvia vivo hace tiempo, y no busco lo funcional, ni siquiera busco. Gracias por compartir tu paraguas, gracias por tus palabras.

La paciente nº 24 dijo...

Anónima:

Entonces te regalo mi paraguas. Precisamente se trataba de eso; de ver la funcionalidad de las cosas que no la tienen.¿Y no buscar significa querer ser encontrada? No tienes que dar las gracias.