"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

29 mayo, 2009

Sobre cinco servilletas de un viernes

Hoy estoy triste o más triste, ya no distingo. Mi mano está metida en una tristeza de bolsillo o en un bolsillo-ratonera con trozo de queso y universo de cepos incluido. Ya no distingo. En esta ruidosa esquina, de servilletero, restos de migas como naufragios y cenicero, tan sola. Quiero que sepas que te he pensado por un momento. Ibas tú persiguiendo luces, en el insomnio, bajo la "lluvia y mi desorden era una canción de vinilo que aún resuena como los grillos en la noche. Como nueces crujiendo dentro de la boca, lo leíste, sólo tú lo leíste. Hear what I have to say. Hoy estoy triste, más triste. Escribo sobre una servilleta “Yo he sido” sin esperar saber qué, quién, mirando hacia el suelo cuando se trata de mí. Rostros difusos -dijiste- o algo así, sobre todo algo así. Voy. Ya voy llegando a contracorriente para perderme. No quiero que vengas. Ven, me digo ven. Y si contesto “voy” desapareces. Hoy estoy triste, muy triste. Soy la única persona que le habla a una hor-miga de pan en esta cafetería, y me responde: ¡Ay, mi tristeza!, mientras dibujo tu forma de caminar derramando un sobre de azúcar sobre la mesa. Hoy estoy triste, tan triste. Me sueno la nariz para que crean que tengo gripe, muerdo tu nombre como si ya no me doliera tanto eso de morder un nombre, como se mastica un pedazo de dulce que no existe. No me duele, no podría. Escucho al camarero que sólo habla de efímeros deseos, arquitecturas cotidianas de lo que queremos; un café, medio bocadillo, ¿algo más? Mucho más. Y a veces miro la puerta, cómo se cierra y se abre, ese momento en el que no se sabe exactamente lo que hace; si se cierra o se abre, para que entres o salgas de alguna parte. De dentro a fuera de aquí mismo o viceversa. Ya no distingo. Hoy estoy triste, realmente triste. El ruido de las sillas al arrastrarse, las risas; ese perfil de la felicidad que se las pone de antifaz para que florezcan, las luces como banderas colgando del techo en un día de fiesta, se celebra todo con la luz de nadie. La caja registradora haciéndole revolución a la crisis. Desde aquí, sobre una silla dura de hierro en la que me refugio, desde que el reloj que no uso es excesivamente lento, el tiempo excesivamente cotidiano, y la caligrafía inerme de la vida está excesivamente desgastada. Desde aquí, almacenes de cadáveres que se exponen nuevamente, luego apoyo mi cabeza en la ventana, con el sol que la rasga y ese reflejo que cree ser mi cara, esperando, entre señales de tráfico y transeúntes desorganizados, donde nadie se mira. Triste, muy triste. Desde aquí, cuando ausente me consumo en este humo en que me respiro y se hace posible que el espacio se disipe, la tarde se vuelva pequeña o nada, y vengas por ti, desde ti, en carne, en sueño o en fiebre para decirte quién soy. Como si fuera posible decirte quién soy.

[No te conozco. Pero debo contarte que antes de salir de aquel bar, la música que sonaba me agarró por el brazo tirando de mí, sólo unos segundos, para detenerme. A pesar de mi extrañeza pensé en cómo decirte “Hola, yo soy” que aún no sé. Luego he escrito esto. Si lo lees, alguna vez, espero que no te moleste, no demasiado]

24 comentarios:

Laura Escuela dijo...

Hoy estoy triste. Invariablemente triste, y no miro el ir y venir de las hormigas ni el sol que se me rasga en la cara al asomarme a la ventana. La vista apenas es la mitad de lo que fue. Ahora sólamente trae las alegrías ajenas como el que abarrota de comida a alguien que no ha comido en semanas. Estoy realmente triste, y tu cafetería, tus servilletas, el yo soy, el no sé si estás, si estuviste o si fui, son como una mano que se tiende.
Besos

Anónimo dijo...

La fragilidad de lo que escribes muestra lo que tienes de servilleta de mesa de bar. A veces eres como un barco de papel que se adentra en los mares del sentimiento. A veces eres el recuerdo de aguas en las que navegar. A veces eres la tristeza de sentirse demasiado cerca de los límites del continente. De cualquier continente.

Si lo deseas háblame de tu tristeza, ya sabes cómo. Y si no, te lo inventas.

Un abrazo anticrisis.

Carz dijo...

Entiendo que la tristeza deba devastarnos: la tristeza es interior, nos da la forma. Uno no puede elegir por qué está triste como tampoco puede elegir por qué no estarlo.

Demasiados vientos arrasaron las rocas, demasiados sueños nos dejaron inermes. Y, sin embargo, envido la inermidad de la roca y, sin embargo, envido la ductilidad del viento: suavidad incorpórea esculpe los perfiles, densidad absoluta nos lastra hasta el fondo.

Pero, una sonrisa basta.

Ella sonríe, pero no está conmigo.

Anónimo dijo...

Saca las manos de tus bolsillos.
Abre esa servilleta teñida de sol.

Hay tristezas que se cosen con la T de tiempo. Si quieres salir por esa puerta, cruza sus vaivenes.
Posiblemente no necesites llaves.

Nashledanou a la tristeza
tres gramos de azúcar.

BUENAS NOTICIAS dijo...

Tu escrito huele a lluvia, querida paciente. Triste. Muy triste. Más triste. Tan triste. Realmente triste.
¿Provoca la tristeza ese no poder decir "yo soy" porque no se sabe quién se es? Se mezcla la nostalgia de ti con la nostalgia de él. Cuando es realmente la primera la que pesa, la que duele, la que nos pone tristes. La segunda... es constante pero también pasajera. La primera, en cambio, es necesidad urgente de descubrimiento.
Zarpa. No esperes a mañana...

Alberto Espejel Sánchez dijo...

ahora sí que deberías ser paciente, pero con relación a la paciencia, para que ese momento anhelado desde tu tristeza se hiciera real

demonios, cómo sería bueno platicar alguna vez contigo "en vivo", no digo frente a frente, pero al menos que fuera posible enviarte recaditos dentro de botellas dispuestas a cruzar el atlántico

pero que tú los recibieras

y los leyeras bajo el manto de alguna figura como un puente o un arco

ok, pero tu hospital es una fortaleza (o viceversa)

yo también a veces estoy triste los viernes

y entonces pienso en alguna canción de los hombres g

o de the cure

no sé si sabina o fito tengan alusiones al viernes

pero la tristeza se forma alrededor de ciertos viernes

y le escribo a fantasmas

y salgo luego de noche para cruzarme con ellos

pero son fantasmas, aunquelos tuviera de frente se evaporarían como el éter

si es que el éter se evapora

nunca he visto el éter

abrazos, octava

Violeta dijo...

vete al sol niña, cuando te venga la tristeza u lqa locura vete alsol, deja que sus rayos templen tu soledad, y aire te llene los pulmones, pero sal al sol....cuidate mucho

la princesa inca dijo...

escalofrío me produce leerte

muack belleza

las heridas y el mundo cicatriza

ahí andamos todos...

hermosa paciente

Chef El Chine dijo...

Ayer estabas trıste, tan triste como una 'ı' sin su punto. Desde el país sın acentos y sın puntos sobre las 'ies' te envío por paquete postal unas palabras de ánımo que estoy convencido te animarán al recibirlas con mucho afecto: ERES UNA CAPULLA....

Walter Portilla dijo...

Esta es una de las facetas tuyas que me encanta. Y no porque escribas de trsiteza sino porque tu pluma te obedece a todo lo que dictas, perdiéndose en el horizonte de lo no escrito, si es que existe ese horizonte. Y qué decirte? la trsiteza es lenta porque duele, es dolorosa porque es lenta y ya no se puede distinguir de verdad lo real de lo no existente. Eso es normal, nos perdemos en un submundo de sueños que se convierten a veces en torpeza, mas, siempre hay una canción que suena cantándonos de que descansemos, que mañana es otro día y la tristeza, después de haber dormido, se levanta con pereza.
Un beso querida Paciente. Me encantó, te repito, tu entrada.

rubén m. dijo...

El verbo ser está sobrevalorado, habría que buscar maneras de callarlo: no "soy", me hago, me hacen.

Siempre me han inquietado los pasillos de los hospitales y las clínicas, por lo que puede que vuelva a pasar por esta octava planta.

abrazos

Alberto Espejel Sánchez dijo...

cada que vengo contigo es porque acabo de publicar algo en mi blog

para qué ocultarlo

es siempre un placer tu visita

es siempre un encuentro tu lectura

yo creo que es fácil replegarse -como un gato en busca de mimos- a tu locura

Argonauta dijo...

Ay Paciente, pero qué hermosa es siempre tu tristeza... Cómo no sería tu alegría.

Saludos desde el Mediterráneo.

LABELIA dijo...

No eres paciente, eres mi tocaya y además, estarás triste pero no escribes triste, escribes verdad. Mi opinión es una opinión desde el paseo de los tristes pero no lo soy. La incomprensión se puede paraceer a la tristeza pero no lo es. Te regalo las servilletas, y te confienso que hablo con las hormigas. Habrá más viernes y estamos vivas, luego habrá. Un abrazo largo y grande.

Anónimo dijo...

Un viernes y triste. De nuevo se acerca el viernes y posiblemente la tristeza, si has podido abandonarla en estos días.
Cuando la tristeza se agarra con tanta fuerza como describes, en ese viernes ya pasado, estás viva, cuando se sufre, se está más viva, percibes la respuesta de la hormiga y su complicidad, la miga de pan toma la forma soñada y el bar se vuelve animado, sólo tú y algún otro lo percibe así...Las servilletas sirven para algo más, en ellas se refleja el alma y ¿ quién no ha dejado rayos de su alma en servilletas?..después, llega el momento que rompes servilletas, blogs, si te descuidas pisas a la hormiga y vuelves a otra tristeza pero generada por otras cosas. vives...

Un besazo

La paciente nº 24 dijo...

Argonauta:

Debo confesar de mi pequeña alegría cuando leo tus palabras.


Gracias de nuevo.

Stalker dijo...

Precisa imagen la de la hor-miga de pan... un verso fulgurante en una línea...

Violeta dijo...

He vuelto para ver si has salido el sol para ti, si has encontrado aunque sea un rayito....cuidate paciente, te he dicho que te quiero?, con este nick no, pero se te quiere.

Violeta dijo...

sabia que entenderias. Guardame el secreto navegante..

Mauro dijo...

Hoy estoy triste, mis horas no son más que las mortajas del sinsentido llamado día. Sonrisas, saleros, ventanas y soles, una amorfa sarta de palabras que no llenan este pozo, en el pecho revelado, hoy que estoy triste.

Besos

rubén m. dijo...

"El mundo es un hospital cuyos enfermos sólo piensan en cambiar de cama"

Baudelaire - "Anywhere out of the world"

Alberto Espejel Sánchez dijo...

oh, pero sí había publicado algo nuevo

para seguir sincerándome: creo que ese texto del 2.jun.09 lo hice para vos

vale, para usted

ok, para ti

es que esa entrada la escribí luego de un par de días de leer viejos textos tuyos

cómo me gusta leer en mi presente tu antiguo presente de meses atrás

y,
pues,
así las cosas,
querida trasatlántica

léeme

léame

déle la bienvenida a la bienvenida que te doy

Violeta dijo...

Quzas la tristeza desaparezca, si con esa maravillosa manera de escribir, decides hablar de ti....quizas asi auyentarán a las tristza y sabras quien eres y calentarte con un rayo de sol....cuidate guapa, que ya sabes que se te quiere.

Paula Malugani dijo...

Cómo me gusta escucharte... A veces pienso -al revés que Walter- que tú obedeces a la pluma, que la pluma -en estos tiempos- te eligió para escribir del dolor, de lo oscuro, de la tristeza o la soledad.
Pero la edad de tus soles es letra de fuego.
Espero que no necesites vivir las cosas que escribes...
Hace años, yo era una empecinada rondadora de dolores o de sombras, hasta me empalagaba una poesía que no doliera hasta la lágrima.
Luego entre la poesía y el psicoanálisis fui rescatada en medio del naufragio... Ya ves, algo ha cambiado en mi tinta-vida, y ahora la poesía me ha condenado a vagar por las luces, y hasta se emborracha de flores. Yo no opongo resistencia y me voy haciendo letra, deshojando mar o lluvia sobre las páginas del día.
Un abrazo Paciente bella, que vuelvas siempre!