"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

05 marzo, 2009

Rockola líquida

La lluvia, esta noche, es una sinfonía de cristales, de techos mojados; de paredes húmedas. Busco en la impuntualidad de la imaginación la exactitud de la lluvia. Me gustaría que mi mano izquierda tuviera la capacidad de generar poesía como ha gestado caricias, pero me mira sin encontrar la manera de describir el sonido de la lluvia. El sonido de la lluvia; su voz. Poder decir que es como una bolsa de plástico cuando la arrugas o como el movimiento del cuerpo cuando se gira debajo de un edredón de plumas. Desamparada mi mano, no articula. La lluvia recorre las cañerías del mundo, se desagua de las nubes como un líquido no dura mucho tiempo dentro del balde roto de los dedos. Se ducha la tierra con su canto de barro. El intento de mis labios por beber del agua que queda en las líneas de mi mano, la sed. Decir lluvia y no saber. Despertar a mi hermana para preguntarle y ella decirme “El sonido de la lluvia me recuerda al sonido de la lluvia. Te voy a comprar un reloj. No son horas niña”. Y desesperadamente, inútilmente, busco las palabras mientras sigo escuchando la voz de la lluvia en el gramófono del cielo.

10 comentarios:

Unknown dijo...

Querida niña si eres tu la lluvia!, jamás he visto una descripción tan poetica. Un beso enorme.

Feroz dijo...

No, si no son horas. Además, el problema de la lluvia no es el agua en sí, son las gotas.
Y esas no suenan, resbalan sin hacer ruido lleguen donde lleguen.

Feroz dijo...

Por cierto, buena idea lo del reloj, aunque, conociéndote, no le darás cuerda…

Anónimo dijo...

Escribo, feliz, desde donde la tierra está tan huérfana de lluvia. Porque tus palabras me han cubierto de humedad. Porque me tú me has traído el punto cardinal que tanto echo de menos.

Gracias por "llover".

Tantris.

Argonauta dijo...

Tus palabras me siguen sonando a música de fado...

Saludos.

Walter Portilla dijo...

Y esa lluvia que corre por tus ojos cuando sufres? esa lluvia de la que puedo oír su lamento?
Bien describes la que rueda por el cuerpo cuando ríes, cuando corres y gozas en silencio. Aquella que al caer arrulla al pensamiento.
La lluvia de los ojos, que es más lenta que la vida, no te deja nada claro, ni siquiera a tu izquierda. Para decirte de lluvia, estás ahí con los brazos abiertos, ofreciéndote cual verso.
Mi abrazo inmenso.

La paciente nº 24 dijo...

Tantris:

Y dices echar de menos puntos cardinales, elipses, centros. Y dices humedad cubriéndome de algo tuyo. Y dices feliz y yo te siento. Y dices gracias y soy yo la que te lo agradezco.

Argonauta:

Que mis palabras te suenen a fado es un halago para mí. Muchísimas gracias.

Aquí llegan tus cálidos saludos a derretir mi gélido pasillo.

Un impulsado saludo.

BUENAS NOTICIAS dijo...

Vengo desde el blog de Arena porque me ha llamado la atención tu nombre y he flipado con tus palabras. Vendré a visitarte de vez en cuando. Saludos!!!

Walter Portilla dijo...

Feliz día tu día, querida Paciente! felicidades en este día grandioso que celebramos tu existencia y la de todas las mujeres del mundo.
Un abrazote

Complicidad del Roce dijo...

Entonces, establecimos un pacto
porque nos conocimos
no sé si bajo la lluvia
o en la misma sala.

Lo cierto
es que nuestra enfermedad
devaneaba de acuosa a seca
y cada cierto tiempo
separábamos nuestras plumas.