"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

22 enero, 2009

Me alquilé la tarde sólo para que fueras mi huésped. La domestiqué de colores, extendiendo en su cielo una sábana de azul y tiempo, constelada en cristales alambrados de sueños. Pero la luna no es puntual. Y aún, sin llamarla, la espero.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer me alquilé la tarde yo mismo también, lo que me quedaba de tarde después de haber perdido otra la mitad en la sala de espera con revistas de un taller a las afueras. Estuve en una librería estupenda viendo esos libros tan formidablemente encuadernados, que por otra parte me parecen siempre tan muertos. Si los lectores supieran en realidad lo que eso significa, lo que cuesta, darle vida a una obra, jamás se acercarían a ciertas publicaciones embalsamadas con tanta minuciosidad, con tanta crueldad.

Vi, por ejemplo, un blog hecho libro. Qué espantoso ver una cosa tan viva como un blog ahí disecada tras el sacrificio. Vi además, allí, a un chico que no había visto nunca en la calle sólo su rostro enlazado en la foto de un blog de una joven con talento. ¡Qué extraña realidad en la que vivo! ¡Yo quiero una tarde sin prisa en la calle, y buen tiempo!

Bueno, 87 euros me costaron los libros. Estúpidos, ¡les hubiera pagando más de 100! Su edición discretísima, escasa.

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Esta mañana medialuna de lo más moruna sobre la Alcazaba, de afilado brillo blanco luminoso, y de fondo el mar a oscuras de la Bahía y Cabo de Gata. Una pena no poder mostrar las fotos que hacen mis ojos mientras conduzco.

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¡Otra vez me extiendo demasiado! Me he sentido como en casa, algo así. En este recinto alambrado de cielo azul estás hecha toda una anfitriona.

Walter Portilla dijo...

Paciente, te encuentro con la pluma como un telegrama, de esos que existían hace mucho tiempo y en los que tenías que ser muy específico. Y me ha gustado leerte, sustancioso tu escrito. Seguro que la luna llega, te abraz y te deja contarnos lo que suceda.
Pasa por favor por mi blog, tienes que recoger un premio, espero te guste la idea. Mi abrazo grande.

Carz dijo...

No alquilamos tiempo. Él es quien nos usa: utiliza nuestra consciencia para ser nuestro huésped, para verse reflejado en ocaso cuando llega la tarde y las sombras se alargan y se vuelven confusas, y se mezclan los sonidos con evocados aromas, con tactos, sabores y lágrimas indecisas entre alegres o tristes. Y la luna llega aunque llega nueva y tarde, pero no mengua la sensación de estar habitando un desván. Me han dicho que hoy tampoco se ha trenzado el mar: habrá que salir a comprobarlo.

Feroz dijo...

Un beso.

Paula Malugani dijo...

He pasado varias veces por tu pasillo, pacientemente me detuve en sus rincones, en tu voz late la belleza del poema y hoy quiero ser huésped de este tiempo, esperar a tu lado el florecer del verbo. Un abrazo hondo.