"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

19 mayo, 2010


Lo cierto es que yo sé bien de todo eso. Del dolor en el tendón cuadricipital a las 8:30 cuando me bajo de la bicicleta, del hombre del sombrero azul que me mira desde el fondo del metro al guardar Le Figaro, del chico que repite Ceci n’est pas une pipe a su hermana pequeña, de la presencia de Sophie Calle dentro de mis ojos o debajo de mis piernas, de que Timo Räisänen pronuncia cocaine como lo haría un gato en celo, de todo eso; soy consciente. No permanentemente consciente de las cosas o de su existencia en el espacio; más allá de la acción de mirar, más allá de la redacción de tocar, más allá de la reacción de sentir. Sólo algo como tú al otro extremo de la cuerda. Algo tan incierto, tan ligero, que igual que está desaparece. Soy consciente de eso. Lo sé bien. Lo sé. Te sé ahí como puedo tener sed a altas horas de la madrugada cuando te hablo de la fiebre y tú no sabes quién te habla, porque -por otra parte-, no quieres que te hable o yo no dejo que mis palabras te lleguen. Aunque, ciertamente, es una cuestión de permanencia. Que igual, tampoco “te llegan” y todo sería una intención inútil, tanto como el pragmatismo que supone taparme la boca con un pañuelo empapado en éter. Consciente, muy consciente de ti cuando dices “Todo está bien” y las canciones se quedan a medias, sin que terminen de ser explicadas, partidas por el silencio, ese después de colgar, ese después del propio silencio; doblado y hueco. Lo cierto es que lo sé. No podría haberme dado más cuenta de la asimetría de los cuerpos o el poliformismo de las nubes, las cometas rojas ondulantes-sangrantes en el cielo, pero simplemente eras tú allí, tú aquí, tú no sé dónde. No sé a qué sitios debo dirigirme, en qué orillas encontrarte. Perderte. Otra vez perderte. Consciente, tan consciente del mecanismo de las olas.



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33 comentarios:

Anónimo dijo...

No creo que quieras perder más de lo que has perdido.Quizás si resucitarte. Perder la conciencia que te hace tan sensible a la vida,tan consciente de su idiotez en los demás y su levedad repentina.


Tan solo quieres algo que nunca llega,como yo.O quizas no.

Anónimo dijo...

Hermosa la vida?

Anónimo dijo...

Todos pronuncian sus palabras.Sentencias que olvidamos con los segundos de la vida.Mantenemos la creencia de nuestra cordura,nos mentimos para seguir.


No es hermosa Paciente,es horrible,te puedes engañar,engañarte con pequeños sorbos dulces de esos que tu disfrutas tantos,con cada tecla pulsada como si quisieses que la melodía fuese eterna,con la profundidad que alcanzas a ver cuando el aire te roza la cara en tu bici.Tu crees que es bella.

Anónimo dijo...

Y quizás para ti la vida es bella.Y me alegro por ello.

Anónimo dijo...

En un cuarto frío de un Hospital sin nombre, la paciente abre sus ojos. No sabe dónde ha estado, pero al otro lado de la ventana, la vida palpita a raudales.

La vida es bella :)

Carz dijo...

A alguien se le prohíbe nadar sobre una sierra mientras las olas amansan a los acantilados: obscuridad venida del ocaso -entintada de sangre, como un río- entre tanto, las sombras abren sus cicatrices en el rumor de mar que nos ensancha a fuerza de abrirnos los pulmones.

No quise entender que la famosa era una carta que se escribe a un hermano asesino: era menos arriesgado peinar casualidades, o escribir historias de amapolas en los campos, o llorar fusilamientos sin laureles.

O hablar del sabor del mármol, que dicen que sabe a formol o a camposanto, o a culebras destripadas en el humo, o a algo parecido a la ictericia que se graba en la yema de los huevos (adentro, donde el alma se viste de sudario).

Pero tampoco debo hacerme mucho caso, sería -como poco- improcedente cuando lo anhelado es la indecencia, la demolición de bases y capiteles, y dejar el fuste para nunca que es sinónimo de siempre.

mariarosa dijo...

Vas mostrando imágenes y nos vas adentrando en tu vida y tu dolor.
Muy buen texto.

mariarosa

Anónimo dijo...

La vida no es bella... no es horrible, no es nada... sólo es vida.

Amargarse es fácil, desesperarse también; disfrutarla complicado, "ser consciente" de que no es un premio, no es un castigo... sólo es; eso ya es casi imposible.

¿Por qué sufrir, llorar desconsolado, indignarse cuando no te entienden o no te entiendes?... porque todo lo que he dicho antes, es falso, o yo tampoco "soy consciente" de ello.

Camy dijo...

Paciente ¿sabes de qué soy yo consciente? de que siempre, o casi siempre, cuando vengo aquí, me tiro al agua y hasta hoy, no he visto la señal en la cual me prohiben bañar. Es este un mar que siempre me llama, me baño, buceo, intento relajarme, pero no siempre consigo adecuar la respiración al movimiento de brazos y piernas.
Necesito salir al sol, pero soy consciente que, a pesar de haber visto la señal de prohibido, vendré a intentar bucear.
Un beso

Pez Susurro dijo...

Sólo puedo venir aquí cuando me queda noche.
A éstas horas.
Sólo ahora puedo masticar tus palabras
y digerir sus significados.
Y asombrarme con el silencio
que queda después del silencio.

El que duerme ahora
aquí cerca....

Besos, Paciente...

me lo llevo...

♦PªU♦ dijo...

"pero simplemente eras tú allí, tú aquí, tú no sé dónde. No sé a qué sitios debo dirigirme, en qué orillas encontrarte. Perderte. Otra vez perderte. Consciente, tan consciente del mecanismo de las olas."

Cómo si vieras mis emociones y los plasmaras en este grandioso espacio!

Besos

Chef El Chine dijo...

Lo confieso hoy he pecado, por tí he pecado y por dejarme llevar. Sahumerio restaurant muestra en su carta un nuevo plato, que los disfrutes.

César Vargas dijo...

La irremediable y lírica poética de las contradicciones. Me chifla... xxD

Pilar dijo...

Como tu propia sombra.

Viene y se marcha a su antojo. Tan solo con la artificialidad de una bombilla consigues atraparla -unas horas nada más-.
Pequeña o grande acompñaña y asusta con la misma facilidad. Y a veces, cuando intentas tocarla desaparece.

Es lo que tiene jugar con la luz, tiene sus propias reglas.

(la vida es un bello lienzo de claroscuros constantes, no lo olvides)

Besos

Anónimo dijo...

Me suelo acordar a menudo de una canción de Siniestro Total cuando se habla de conciencia y de quebraderos varios de cabeza, esa que dice que “sólo los estúpidos tienen la conciencia tranquila”. Realmente que me alivia durante un rato. Pero nada más. Porque por otra parte también me vienen cuartos de hora fangoria en los que siempre “quiero ser inocente, prácticamente incosciente”. Un tira y afloja, oiga. Eso, y que es muy goloso lo de ponerse a escribir rodando sobre la orilla siendo víctima de la resaca de las mareas. Me suena todo esto.

Un abrazo. Gracias por tu comentario.

bettyylavida dijo...

Bonito niña. Pero duele.

Besos.

Anónimo dijo...

Me atrapa.
duele.duele.duele.

Luna Roi dijo...

Consciente... cada vez amo más la inconsciencia. A veces duermo como con plomo en las alas y, por la mañana, el esfuerzo de ser feliz me cuesta más. A veces se me queda vacio un hueco en el pecho en mitad de una madrugada: no hay nadie, la sábana está lisa, no lesa, no está Marie, Jacqueline, nada. El portón de madera de la calle pesa más pero de inmediato la luz entra por los ojos y descubres otra hora más de por qué merece todo la pena: perros, hombres, coches, árboles, nubes, humo, adoquines, asfalto, escaparates, rostros deseables, manos inquietas, lágrimas...

Llevo días sin pensar en tu puerta. Debo recordarte más a menudo, debo, debo... Te beso, amor

L.

la princesa inca dijo...

precioso
reverencias grandes

Anónimo dijo...

Una pregunta, dijíste lo de que yo me parecía a un autor ruso xq en la época soviética todos los autores escribían repitiéndose unos a otros y siempre escribían de forma idéntica? :( seguro qué no, ?
besos.
kunch

BUENAS NOTICIAS dijo...

Siendo consciente del mecanismo de las olas, una sabe que todo lo que perdió regresará algún día, ¿no? En otra forma, tal vez, de diferente manera, pero regresará...
Un beso, linda. Espero que estés muy muy muy bien.

Laura Sánchez dijo...

A lo mejor lo único que hace falta es quedarse en silencio, sin pensar nada, aspirando el olor a salitre y escuchando el vaivén de las olas :)

Un beso muy fuerte.

PD: A mí también me gustan las cometas rojas-sangrantes.

Kim Bertran Canut dijo...

Es verdad, los centros de salud mental están llenos de gente insurrecta y libre pensadora, a los que diagnosticaron "locura peligrosa" al pretender expresar sus sentimientos a una sociedad escéptica y sanguinaria…vivir sin vida…Abrazos de supervivencia en algún oasis del desierto de los espejismos

Anónimo dijo...

Cuando leos tus textos se me pone la carne de gallina y un nudo en la garganta. No sé explicarlo exactamente pero es algo grande. Me encanta como escribes (ya la canción es preciosa).

Muah!

Anónimo dijo...

gracias.
:-)

Ivan Lukman dijo...

Muy intenso.

Perder.
nada se pierde
todo se transforma.

Desde una habitacion en la joven Buenos Aires te dejo un fuerte abrazo

A dijo...

No es el vaivén de las olas, sino el vicio de un adicto que se deja arrastrar por las letras de una paciente, mientras luego de leer piensa: - Pero que buena que és!

Piel color leche. dijo...

Me ha gustado mucho tu blog, te sigo.

Saludos

Ivan Lukman dijo...

Gracias por pasar, sos bienvenida cuando gustes a visitar o jugar en mi plaza sesamo.

Desde una habitacion en la joven Buenos Aires te dejo un calido beso

sandocan en bicicleta dijo...

cuando me quise acordar, me encontraba en un blog ageno a mi. ingreso a los comentarios en busca de un conocido pero lei "La paciente nº 24" e instantaneamente capto mi atencion. sin pensarlo entre en el link que me trajo a este blog, y desde el momento en que vi la imagen, y lei la columna derecha, supe que tenia que seguir este rincon. lei la entrada y siendo lo que esperaba, con tu permiso, te sigo.
Cada persona es un universo.

Un saludo desde la relativa lejania.

La sonrisa de Hiperion dijo...

hiperi

✙Eurice✙ dijo...

Hay veces que lo perdido un día de forma inexplicable aparece, incluso la inocencia se puede recuperar.
No debemos ponernos cortapisas, hay que saber volar aunque una tendinitis nos deje fuera de combate, batir las alas y volar cuanto más lejos mejor, cuanto más alto mejor, es allí en el firmamento donde el cielo es más transparente.

Caja de Cartón dijo...

Se siente cada detalle que describes, y al final, las olas te arrastran buscando ese qué-se-yo que parece tan inalcanzable, y me transporto a un mar de complicaciones intrigantes.

Te escribo desde ese lugar.

Un abrazo,
Caja de Cartón.