"Al llegar aquí, hace unos meses, afirmaba estar muerta. Desde que alguien se llevó mi equipaje donde tenía guardado un secreto y un cadáver..."

06 febrero, 2009

No sabes que atraviesas

Tu ventana se prolonga como un proyecto lúcido de novela larga. Tu ventana es un lienzo literario que yo misma he pintado de marfil. Y una lámpara de pie que permanece apagada. Una estantería repleta de libros con un hueco vacío esperando ser llenado. Una fotografía en blanco y negro de alguien que jamás ha salido del marco. Un suspiro, seco y medido, que le regalas cada mañana. Un portátil rendido, un mueble de anticuario y una eternidad de momentos que procuro guardar, de pronto, en un armario. Le soy fiel a tu ventana que no tiene tacto ni demasiada distancia. Sólo tu sombra desde mi terraza. Abrazada a mi manta sueño tus palabras. Tu salón es tibio, tus paredes están envueltas como en papel de regalo. La leche está caliente y te espera en la mesa; en la ventana de al lado. Hoy eres una camiseta blanca. Desayunas un Take This Waltz en la radio o eso tararean mis labios. A veces desapareces en otras ventanas que no dan a mi frente y la soledad es el eco intermitente de tus pasos. Te espero con cierta profesionalidad como un fantasma, de esos, de encargo. Nunca lavas el vaso hasta que regresas del trabajo. Tardas exactamente treinta y siete segundos en bajar las escaleras y aparecer en la puerta de abajo. En picado tú la marioneta que manejan mis manos, hasta que llegas al coche y eres sólo algo azul que desaparece; por la calle, a la velocidad con que se cruza un mediodía grisáceo. Me refugio en la terraza, desde allí veo cómo se enciende y apaga la luz de tu ventana, un sol doméstico que me avisa si es de noche o es de día en tu cuarto y en mi vida. Te he mirado desde la óptica de una barandilla, hay como un universo horizontal en todas tus cosas, una línea divisoria que precinta multitud de objetos en un recuadro. Un tubo de hierro forjado que me enjaula, un trozo de vacío apresado en la terraza. Tu ventana es de una madera poco barnizada, decapada y ausente de su diálogo. Las hojas de tu ventana se despiden, a veces, como con un abrazo. O tú estás allí; respirando, durante un rato, en el que yo me escondo tras un libro agujereado. Esta tarde te espero con un malvasía en los labios, detrás una vela que cada noche se consume, sin que nadie –tú- la haya soplado. La lluvia resbala desde la barandilla al suelo, con un goteo lento de suero que se suspende en volemia hasta mi cuerpo, sosteniendo su latido casi moribundo y el sueño atrasado…Estoy leyendo contigo, te acerco las gafas y una botella, pequeña, de agua. Pongo tu canción, tan lenta y moderada. Lees. Yo prefiero mirarte. Ver en el mínimo movimiento de tu boca mi desequilibrio, sobre el cordón más deshilachado de tus labios. Te subes con un dedo las gafas y sonríes mi beso en tu mejilla. Me duermo escuchando la única realidad que me reclama. Estoy aquí; en la terraza. La barandilla está en silencio, hay un brillo de agua en su rostro, como el de un espejo donde se refleja tu ventana. Y mi mano extendida, tocando el aire, acariciando tu pelo nocturno y lejano.
Hoy, por fin, me he atrevido a apoyarme en la barandilla. Sólo quería decirte, amor, no sabes, no sabes que atraviesas mi coraza. Luego cierras la cortina y te marchas.


[De Somos anónimos. No te lo he dicho pero lo estoy acabando. Espero que me lo critiques mucho, mucho, mucho y que te guste, al menos, un poco. Y que me pongas tus puntos, claro, todos tus puntos. Tu pedestal, no, no es de barro.]

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pareces un ángel de esos de El Cielo Sobre Berlín. Caído del cielo del terreno, o de cualquier húmedo tejado, asomado a la ventana.

La verdad, siempre doy muchas vueltas para no repetirme... Pero me gusta lo que escribes y hoy creo que es bueno que lo diga cuantas veces sea necesario. ¿Te enteras?

Lo malo dejar caer las indirectas es que has soltado un excelente título y ahora todos los que te seguimos queremos tener más referencias de él. Por nuestra parte, te has ganado todos los puntos, seguro, aunque nunca sabremos si son los que tú esperas.

Enhorabuena.
(Joder, si me he puesto violento.)

Anónimo dijo...

Vaya maravilla... Espero ansioso a leerlo entero, con sus correcciones gramaticales incluidas; únicamente gramaticales, porque a ver quien se atreve a corregir lo perfecto.

Tú sí que estás en un pedestal...

Eres grande.

Tantris.

Unknown dijo...

escribes maravillosamente, que envidia navegante...

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=CLqr97te8sA

Carz dijo...

Pierdes la mirada
y me atraviesa:
¿dónde quedará
mi cuerpo atravesado?